26 abril 2010

Tres décadas con la Federación Cubana de Pesca Deportiva
La Federación Cubana de Pesca Deportiva (FCPD) surge formalmente el 21 de noviembre de 1979, a partir de su inscripción en el Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia de la República de Cuba. En la etapa previa del período revolucionario, esta actividad recreativa era organizada por la Comisión Nacional de Pesca Deportiva, como parte de la estructura del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) desde su creación en 1961.
En los documentos fundacionales de esta asociación consta como presidente Miguel Díaz Fernández, en esos tiempos director nacional de Recreación del INDER, avalado además desde poco antes como representativo para Cuba de la International Game Fish Association, IGFA, o sea, la Asociación Internacional de Pesca Deportiva. Existe, asimismo, evidencia de que en 1974, un lustro antes de su reconocimiento legal en el país, se gestionó la inscripción de la FCPD como Member Club de la IGFA.
No obstante tales avances, que es obvio perseguían un aval de representatividad fuera de las fronteras de la isla, la Federación de los pescadores sólo en 1989 adquiere su real carácter orgánico, cuando Conrado Martínez Corona, el presidente del INDER, autoriza la creación de filiales territoriales. Entonces la asociación lo es ya en un sentido exacto, funcional, con personas naturales como miembros.
En el mismo año mencionado en el párrafo anterior, y a modo de garantía para la continuidad del control institucional sobre la actividad deportiva en su conjunto, entran en vigor las denominadas Normas de Relación, que encargan al INDER la misión de representar ante el Estado a la FCPD, brindarle “apoyo material, financiero, político y de asesoramiento científico-técnico” y supervisar proyecciones públicas de la misma, como la participación en eventos, las relaciones con entidades afines en el extranjero y las publicaciones.
Cumplidas las referidas formalidades, y en la medida en que se conseguía adelantar en la creación de las estructuras de dirección territorial, se marchaba en forma paralela en la implantación de la gestión de autofinanciamiento, que en buena medida liberaba al órgano de relaciones de una de sus funciones, justo al comienzo de un período en que los recursos monetarios y en general materiales, iban a afrontar crudas carencias.
De acuerdo con los estatutos de la FCPD, las fuentes del patrimonio social podían ser varias, pero en la práctica la aplicada con sistematicidad ha sido la cotización de los miembros, mientras las gestiones económicas autónomas son en general poco alentadas. No obstante, la organización de los pescadores deportivos cubanos ha podido desempeñarse con fluidez siempre que su actividad financiera se ha llevado a cabo con disciplina.
Sobre la base de evidencias documentales, es posible afirmar que al vida orgánica de la Federación Cubana de Pesca Deportiva se activa desde el 11 de enero de 1990, cuando en la ciudad de Bayamo los presidentes de las filiales provinciales, presentes en la ciudad en ocasión de la celebración del torneo de pesca de la trucha Incendio de Bayamo, se constituyen en Pleno y eligen un Ejecutivo Nacional para presidir el cual es votado Gustavo Iglesias Pravia, un prestigioso pescador deportivo.
Justo un año después y en el mismo lugar, efectúan un encuentro similar al anterior, con la presencia del vicepresidente del INDER, Alberto Juantorena, y una nueva Dirección Ejecutiva nacional es elegida, la cual quedará bajo la presidencia de Alberto Puig de la Barca, funcionario del organismo rector del deporte nacional. Conrado Martínez Corona, titular del INDER en esas fechas, emite una carta circular el 27 de mayo de 1991, reclamando el apoyo de las direcciones provinciales y municipales de Deportes a la emergente Federación, “teniendo en cuenta su importancia política y recreativa”.
Durante la siguiente década, la FCPD se extendió paulatinamente a la casi totalidad de los municipios cubanos. Una de las escasas excepciones fue la Ciénaga de Zapata, a la cual se le denegó persistentemente la autorización para crear su filial, sin que se halle explicación alguna a esta exclusión en actas de Plenos y reuniones de la organización a las cuales el autor tuvo acceso como periodista e integrante de la directiva nacional de la asociación.
La esencia de la Federación Cubana de Pesca Deportiva estaba centrada en un calendario de competencias, en las cuales fueron más favorecidas las de la pesca de la Aguja, principalmente el Hemingway Nacional, aunque igualmente fueron importantes las efectuadas como fases eliminatorias de esta en la provincia Ciudad de La Habana y el municipio La Habana del Este, todas con sede en Cojimar. Los Festivales Nacionales de la Pesca del Pargo Criollo tuvieron una larga y entusiasta vida en la provincia de Matanzas antes de su decadencia, y los eventos de la Trucha prosperaron al punto de que abundan los años en que cuentan con más de un certamen nacional, como ocurre hoy día.
Los críticos años del llamado “Período Especial” dejaron en la afición a la pesca una confusa simbiosis entre deporte y mercado. Afortunadamente, fueron muchos los que no perdieron la capacidad de discernir entre lo que trajo a la cotidianeidad el reto de la supervivencia y los valores que había que preservar en la actividad amateur: el entretenimiento, el uso culto del tiempo libre, el estímulo a la confraternidad, el intercambio de vivencias que consustancian la familia. Las enseñanzas que en la naturaleza sustentan el sentido de pertenencia, el amor al país, la voluntad de cuidar el medio, el compromiso, en fin.
Desde 2005 la organización de los pescadores deportivos cubanos experimentó un salto cualitativo con consolidación del vínculo con las estructuras de base, la implementación de un sistema integral de normas de funcionamiento, la convocatoria de nuevos torneos, varios de ellos sufragados por los propios participantes, en los que se incluye la introducción en Cuba de la pesca a mosca, en los certámenes Zapatafly, auspiciados de conjunto por la Federación y el Parque Nacional Ciénaga de Zapata, a los cuales se asocia la realización de un taller teórico sobre el deporte del sedal y los anzuelos, sin antecedentes en el país.
La creación de un Programa de Estudios de Pesca Deportiva, que ya provoca interés en instituciones encargadas de la formación de guías y especialistas de pesca para el turismo, y el acercamiento al sector científico en cónclaves como los pasados Pesca 2007 y Humedales 2009, avalan la vitalidad y certifican una clara proyección de futuro en la asociación de los aficionados a este deporte.
En años recientes, la Federación Cubana de Pesca Deportiva mostró capacidad técnica, ética y de gestión para enfrentar con éxito un desorientado intento de disolución, y desde entonces puede afirmarse que la asociación está lista para ajustar sus objetivos a la pesca sin ánimo de lucro, la educación ambiental y la promoción de certámenes cuyo prestigio y organización atraigan competidores del resto del mundo, quienes además de pescar en Cuba, vendrán al país por el placer y el honor de pescar con los cubanos.

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