La cobertura de
torneos de pesca:
Cuando lo que importa es el punto de vista
Durante poco más de una década el editor de este blog se
desempeñó como reportero en una de las dos agencias de prensa existentes en La
Habana. La que se dedicaba a las noticias internacionales tenía al menos dos buenos
reporteros destinados a los torneos de pesca; la que se ocupaba de la
información doméstica nos tuvo a nosotros, aunque sin estar muy al tanto de
ello nos compartía indistintamente con algunas revistas, periódicos y hasta
boletines impresos en mimeógrafo.
Escribir sobre pesca deportiva no fue en ningún caso el
ejercicio laboral de un placer que en su variante de entretenimiento
practicábamos cada fin de semana. Si hacerlo era un verdadero disfrute, a qué
negarlo, la forma de enfrentar el trabajo no difería en nada de lo que nos
exigían y nos exigíamos en el caso de los restantes temas.
Cuando se forma parte de un equipo de prensa que nunca pasa
de tres reporteros, para atender una ciudad de dos millones de habitantes donde
tienen lugar una parte relevante de los acontecimientos noticiosos de la
nación, máxime por ser la capital del país, es natural que los responsables del
flujo informativo exijan a sus periodistas un máximo de atención a sus deberes.
Las justificaciones estaban de más en las oficinas centrales: si uno estaba a
cargo de una veintena de sectores o temas, o más, incluso si por carencia de
personal se le encargaba algo nuevo, se daba por supuesto que usted estaría
siempre enterado de la esencia de la cuestión acerca da la cual iba a informar
al público.
El hecho de que se nos encargara la cobertura de los
deportes náuticos en los Juegos Panamericanos de 1991, sin haber tenido
contacto nunca antes con los eventos de remo, kayak-canoa y velas, no significó
en modo alguno una misión de especial trascendencia. Por la extensión del
contenido y el nivel del conclave deportivo, se dedicaron dos meses a estudiar
reglas, antecedentes de cada deporte y currículo de los principales
deportistas. Al cabo, realizar el trabajo fue tan normal como cualesquiera
otros compromisos del año: construcción, educación, pesca (comercial y
deportiva), la zafra, los sindicatos...
Más que tensión, fue un verdadero disfrute hallarse en los
escenarios de competencia, tomando notas y redactando a velocidad del rayo para
dictar por teléfono la última novedad en la pista acuática de La Coronela o en
los polígonos de velas a la altura de Barlovento. Fue algo absolutamente
natural. En cuanto a la pesca, por supuesto, la muy personal afición sumaba un
elemento de interés, se iba a la búsqueda del dato que diera al público un
aporte novedoso, la comprensión de este entretenimiento en el marco de las
acciones de pesca, y aun más allá. Pero eso mismo se hizo en otras múltiples
ocasiones de muy diversas materias, salvo que el encargo fuera –y los hubo-
huérfano de contenido para difusión pública.
Varios riesgos acechan al redactor de este blog al intentar
una valoración del trabajo divulgativo de respetables medios, establecidos con
toda la fuerza de su carácter oficial y/o prestigio adquirido en el sector. En
primer lugar, el riesgo de que señalen al bloguero el pecado de intrusismo
profesional, debido a que no es un periodista titulado y a que no trabaja ya en
ningún medio establecido. Es seguro que un blog no sea tampoco tomado en serio
por tales establecidos medios, aunque esta vertiente es menos controvertida,
por el gozoso lustre que dan muchos periódicos y revistas a los blogs de sus
propios columnistas y reporteros, enlazados a sus sitios.
Hallarán que el tema de la pesca deportivo – recreativa
carece de suficiente nivel, entidad o importancia, entre los graves asuntos
cotidianos, como para exigir la especialización de quienes escriben sobre él.
Modestamente ha de decirse que millones de personas practican esta afición en
el planeta, y al hacerlo impactan de diversos modos y con determinada
intensidad sobre recursos naturales, interactúan socialmente con cierta
amplitud, generan flujos de producción y servicios, con las correspondientes
respuestas en el ámbito financiero.
Hay, ciertamente, revistas y sitios webs muy especializados
en el tema de la pesca deportiva. Pero no habría que suponer que –por no ser de
su exclusiva especialización- en otros medios la cobertura podría darse el lujo
de difundir información despojada de sus elementos esenciales. Periodistas que
conocen perfectamente su oficio, o no habrían hallado empleo en las redacciones
para las cuales laboran, demuestran mayor preocupación por emitir en sus
despachos el punto de vista que sustentan sus empleadores, que por dar una
versión coherente con la realidad de los hechos que reportan.
Tengo a la vista dos despachos cuyas fechas de emisión los
separan un año, pero esa no es la principal diferencia: uno fue emitido por la
agencia española EFE el 12 de mayo de 2012, cuando reportó un torneo de pesca
de orilla en el Malecón de La Habana. El otro informe corresponde al sitio
cubano CUBADEBATE, bajo responsabilidad editorial del Círculo de Periodistas
Cubanos contra el Terrorismo, si bien junto al símbolo de © derechos de autor
aparecen mencionadas las siglas UCI, que en el país identifican la Universidad
de Ciencias Informáticas.
El despacho de EFE se titula “Un torneo homenajea a lospescadores del emblemático Malecón de La Habana” y tiene una extensión de algo
más de 750 palabras. El de fuente nacional, titulado “Concluye Torneo ‘ErnestHemingway’ con impulso al turismo cubano”, fue emitido el 25 de mayo de 2013,
es menos de la mitad de extenso (353 palabras) y expresa que ha sido redactado
“con información de Prensa Latina”. Intentemos discernir la mirada de los
periodistas de cada uno de estos medios ante los respectivos torneos de pesca
cubiertos por ellos.
El punto de vista
español.
Desde el propio título del despacho de EFE, el lector espera
que la extensa crónica les ofrezca una amplia visión de los aficionados a la
pesca en el emblemático paseo litoral de La Habana. Ello sería obligado si
usted conscientemente admite que el acontecimiento está concebido para
“homenajear” a dichos pescadores. La extensión del despacho, la cantidad de
información que contiene y la diversidad de fuentes que indica en el texto
permiten asegurar que reunir tales contenidos fue en extremo laborioso, para
alguien que, resulta obvio, no ha estado nunca antes en contacto con el tema.
Según esta mirada, los pescadores del Malecón son “parte del
paisaje”, con lo cual tal vez quiso decir, de un modo harto apresurado, que
ellos integran la imagen de uno de los paisajes más reconocibles –y
reconocidos- de La Habana, si bien no como un elemento decorativo, sino con formas
de sociabilidad que les integran de un modo particular, creando una tradición
de la cual forman parte sus usos particulares en la actividad específica de
pescar.
Más importante parece haber sido para los colegas de EFE que
quienes van de pesca al Malecón “buscan tranquilidad y amigos”, la pesca les
"distrae y refresca", les permite "dejar los problemas y los
pensamientos a un lado", les sirve de "terapia", les “libera del
estrés, de mil cosas”. Ellos prueban “sus habilidades y suerte capturando algún
ejemplar” y aunque alguno cree que "pescar, lo que se dice pescar, nadie
pesca", los hay que “venden lo que pescan o se lo llevan a casa para la
cena”. ¿Esa melancólica visión de hombres en busca de la evasión es lo que
caracteriza a los pescadores del Malecón de La Habana?
En el homenaje que en mayo de 2012 hace el redactor de la
agencia española a los pecadores capitalinos, se destaca de manera especial que
el torneo que reporta fue organizado “dentro de las celebraciones de su 20 aniversario”por el Club Náutico
Internacional Ernest Hemingway de Cuba (CNIH), una organización civil sin fines
de lucro, de la cual forman parte 2.500 socios de 60 países y cuenta con un
destacado programa de actividades náuticas, entre ellas la pesca. Este club ha
organizado en varias ocasiones la competencia de pesca de orilla en varias
ocasiones en las cuales, como en la que se comenta, ha otorgado premios a los
competidores, según los resultados en la pesca, de lo cual CUBANOS DE PESCA
puede dar testimonio.
Todo lo que el corresponsal extranjero no pudo ver, lo que
no preguntó y no le dijeron sus varios entrevistados respondía precisamente a
la expectativa que el título de su despacho creaba: ¿Quiénes fueron los
premiados en el certamen del 12 de mayo de 2012? Hicieron capturas, sin duda;
emplearon para ello determinados avíos reglamentarios; cumplieron las normas o
alguno no lo hizo. Definieron, en una prueba de habilidades, el perfil concreto
de una tradición que es parte indisoluble de La Habana, del país que somos.
Lo que importa del
Torneo internacional Ernest Hemingway.
Después de descargado a los archivos de mi laptop, el
reporte que acabo de comentar permaneció guardado sin mayor interés, hasta que
la búsqueda de los resultados del 63 Torneo Internacional de la Pesca de la
Aguja Ernest Hemingway nos condujo al sitio de Cubadebates. ¿Hay que subrayar
las diferencias de enfoque entre una y otra fuentes? Es materia para más
especializados talentos. Lo realmente sorprendente es el uso tan similar que dos
medios obviamente disímiles hacen del tratamiento periodístico de un
acontecimiento. El hecho de que se trate otra vez de un certamen de pesca en
realidad justifica que nos ocupemos del asunto, pero lo esencial está más allá
de las líneas y los anzuelos.
Realmente el título del despacho, cuyo origen se atribuye a
la agencia Prensa Latina, habría permitido un inteligente despliegue de
información analítica. No tenía el redactor que estar a la altura de la
desaparecida revista Bitácora para sacar partido de su propuesta: “Concluye
Torneo «Ernest Hemingway» con impulso al turismo cubano”. Bastaría con partir
del razonamiento, obvio por demás para un comunicador, de que el prestigioso
certamen de pesca es el acontecimiento más visible de una modalidad turística
–de hecho de todas las modalidades en el mismo caso- que relaciona las
condiciones naturales del archipiélago con el disfrute social que da pie a tal
producto, o los varios que bajo el rubro de turismo náutico se puede promover
en un archipiélago.
Una vez planteado de ese modo el tema, recordando de paso
los diversos eventos que en las casi dos últimas décadas han tenido por
escenario las aguas –regatas a vela, motonáutica, fotosubs...-, la antigüedad
del Hemingway y la afición de los cubanos por la pesca, y ya estaba abierto el
camino del motivado escribiente para poner su mensaje: la amplia oferta
turística cubana.
La ausencia de información respecto a los resultados de la
edición 63 del clásico cubano de la pesca mayor, en un despacho de prensa colocado
en internet en un sitio de tal nivel, provocó una cascada de comentarios
críticos y la compasiva respuesta de una empleada de la agencia náutica Marlin,
que participa como prestadora de servicios en la organización del Hemingway,
quien dio la información que tuvo a mano:
Respondiendo a los que están
interesados a los resultados del evento les puedo comentar que participaron 9
equipos de diferentes latitudes (Cuba, Sudáfrica, Francia, Estados Unidos, 2
equipos de Canadá, Mexico, Colombia e Italia). EL 1er puesto fue para el equipo
de EEUU con un total de 1650 ptos, el 2do fue para el equipo de Canadá con 1100
ptos y el 3ro para el equipo de Sudáfrica con 1100 ptos; el equipo de Cuba
obtuvo el Premio por la captura del mayor Dorado (17.5 libras)
Hubo una época en que cada medio de prensa en La Habana
deseaba estar involucrado en la cobertura de los torneos de pesca. Algunos
periodistas llegaron a sistematizar por años su trabajo, especialmente en el
“Hemingway”, que era objeto de especial cuidado por los divulgadores y
relacionistas públicos a cargo por parte de los organizadores. Periodistas como
Julio San Martín, Ricardo Quiza, Luis Ubeda y otros mostraron en sus
informaciones, entrevistas y reportajes una maestría que sirvieron a más de un
nuevo corresponsal para el aprendizaje. El trabajo que dejaron disperso en
periódicos y revistas fue con afecto y respeto reunido para recobrar la
historia de ese certamen.
La pesca es parte del ser de esta nación. Quienes van al
Malecón de La Habana no solo están estresados o quieren coger un pescado para
comer y venderlo. Los eventos como el Hemingway no sirven únicamente como un
reclamo turístico. Ellos son una expresión particular de quienes somos, tan
válida como otras más cultas –tan culta, incluso, cuando se le dedica lo que
merece de análisis y atención-. Tal vez la genialidad en el periodismo procede
únicamente de decir las cosas como son. Y no es tan difícil.
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