PESCA DEPORTIVA: DE PASATIEMPO
A RECURSO
Ismael León Almeida
― ¡Ah, pero no se marche! ― Dijo la jugadora de piedra, papel
o tijera, todavía con los
dedos en afilada posición de corte.
(De un cuento inédito).
El presente habría podido ser
impartido como conferencia en un evento efectuado el pasado mes de enero en La
Habana, pero quedó incompleta por decisión ajena al ponente. Como en el sector
científico local parece haberse despertado una cierta motivación hacia la pesca
recreativa, es mejor que nos decidamos a hacerlo público en su forma completa y
original, no sea que a alguno resulte útil.
Pesca deportivo-recreativa, una definición
Las visiones más rutinarias
acerca de la pesca deportivo-recreativa identifican esta actividad bien desde
la perspectiva del ocio ―entendido como opuesto a la laboriosidad, más que como
provechoso ejercicio de tiempo libre―, o bien a partir de un equivocado
pragmatismo que la convierte en una fuente de pescado con destino al consumo.
Es igualmente equivocada la opción histórica, creo que exclusivamente nuestra,
de incluirla en el ramo del deporte, en una mecánica magnificación de uno de
los componentes de su nombre, en igualdad con manifestaciones tales como el
beisbol y la gimnasia, olvidando que las disciplinas deportivas no
necesariamente involucran impactos ambientales del tipo que provoca la pesca,
ni es lo mismo ver la pelota o el futbol por la televisión que salir a pescar.
Las prácticas pesqueras de los
aficionados en las aguas de nuestro Archipiélago Cubano son susceptibles de más
de una interpretación, de acuerdo con los métodos empleados e intereses en los
productos derivados de estas. Basados en la experiencia personal de alguien que
ya pasa de seis décadas de vida, podemos resumir brevemente el significado para
nosotros del término Pesca recreativa:
-Alguien que
va a pescar usando un avío cualquiera, pero del tipo deportivo o recreativo: la
tradicional vara criolla, el cordel, o más contemporáneamente, los equipos de
vara y carrete.
-Un grupo que
decide pasar el domingo en la desembocadura de un río, con un modesto paño de
red, sacando pataos, friendo y acompañando el gustado bocado con alguna bebida
espirituosa, considera igualmente que está pescando recreativamente.
-Igual piensa
aquel que colecta camarones de ley bajo las piedras de una fresca cañada que
desciende de una loma.
-o quien
empleando una fija ensarta ranas toro o clarias, se vale de pandongas para
acopiar camarones, de tarrayas para coger pescado que no es exclusivamente para
carnada, o se dedica al cueveo de peces a mano limpia.
La multiplicidad de significados
que acoge el mismo concepto pesca recreativa, nos alerta acerca de la
necesidad de avanzar hacia precisiones que requieren tanto el ordenamiento de
la actividad misma como la administración de los recursos naturales en ella
involucrados. No es menos atinado apuntar cuánto influiría tal definición en un
aseguramiento logístico hoy ausente.
Por otra parte, hablar de pesca
deportiva conlleva el elemento competitivo, en apariencia esencial dentro
del esquema organizativo de esta actividad en el país. Los principales certámenes
de esta modalidad en Cuba son, o fueron, los de pesca de agujas al curricán, la
pesca del pargo criollo mediante cordel a mano; la pesca a spinning en
litorales marinos y sobre todo la pesca de la lobina negra boquigrande o trucha
en embalses.
Ahora bien, ¿no deberíamos
detenernos a considerar que el factor esencial que define la pesca por afición
es aquella relación que establecemos al intervenir los humanos en el medio
natural acuático? Desde este enfoque, la visión podría ser esencialmente
diferente.
De la historia universal de la pesca por afición
A escala internacional, la pesca deportivo-recreativa posee una prestigiosa
historicidad avalada por notables creaciones literarias. Existe una obra de
impresionante antigüedad, que es la Hǎlieutǐca
de Oppiano de Anazarbo, redactada posiblemente entre los años 177 y 180 d.n.e.,
y su título significa “lo relativo a los peces y los libros o tratados acerca
de ellos”. Sin embargo, el moderno concepto de pesca recreativa aparece ya
hecho en una obra de fecha tan reciente como 1496, si se fijan, tan solo cuatro
años después de la llegada de Colón a América, y su autor no es un fanático pescador
de caña en los arroyos del Viejo o el Nuevo Continente, sino la abadesa de un
convento inglés, Juliana Berners, que escribió The treatysse of fysynge with an
angle (Tratado de la pesca con caña). Bastante más tarde, Izaak Walton
redactó su famoso The compleat angler, publicado en 1653 y que alcanzó numerosas
ediciones en vida del autor y muchas más hasta el presente.
En el mundo hispánico, también la
pesca ocupaba un puesto en los intereses recreativos junto a los torneos de
caballería y la caza. El famoso rey literato, Alfonso X El Sabio (1252-1284),
la incluyó en algunos de sus tratados, mientras se consideran posteriores clásicos del tema Los Diálogos de
Fernando Basurto,
donde se describe el montaje de moscas en el año 1539, y el Manuscrito de Astorga, publicado por
Juan de Bergara en 1624.
Síntesis evolutiva de la
pesca deportivo-recreativa en Cuba
-La pesca
en la comunidad indígena del archipiélago cubano.
El carácter recreativo de las
pesquerías cubanas podría ser tan antiguo como el poblamiento humano en su
territorio. La singular geografía del país, constituido por una gran isla
principal con una extensión costera de 5 743 kilómetros y cuatro archipiélagos
homogéneamente distribuidos en torno a ella, con miles de islotes y una muy
diversa configuración costera, no es posible imaginar un escenario más propicio
para la práctica de la pesca y en realidad no hubo otro que lo fuera más, sin
desestimar en ello las aguas interiores, cuya riqueza en peces solo fue menor
cuando la presión humana provocó la desaparición de lagunas y arroyos y la
contaminación de muchos otros.
Además de la recolección, la caza
y, en los más avanzados, la agricultura, los aborígenes cubanos hicieron un uso
amplio de los recursos pesqueros del territorio. Hábiles constructores de
embarcaciones, contaban también con avíos de cordel y anzuelo, además de las
redes, corrales para criar lisas y el empleo del pez pega o guaicán para cobrar
piezas mayores. La abundancia de recursos naturales para la subsistencia
habrían influido en procesos de sedentarización y cierta disponibilidad de
tiempo libre, condiciones que posibilitarían prácticas piscatorias sin la
presión de las necesidades colectivas, que servirían asimismo, de modo
colateral, para el entrenamiento de las habilidades de los más jóvenes
integrantes de las comunidades.
-Período
colonial. Manifestaciones en el siglo XIX.
Referencias a la afición del habitante de la Isla de Cuba por la pesca
recreativa han sido halladas en la obra de notables escritores del siglo XIX.
Una de ellas la incluye el narrador Ramón de Palma y Romay en su relato “Una
Pascua en San Marcos” (1838); Cirilo Villaverde lo hace en su testimonial
“Excursión a Vueltabajo, y Tranquilino Sandalio de Noda la revela en las
“Cartas a Silvia” (1840), en una de cuyas entregas comenta que “el
vueltabajero... corre á pesquerías, más por placer de embullarse ó reunirse que
por el interés de lo que va á pescar...”. Hacia 1868, poco antes del inicio de
la Guerra de los Diez Años el norteamericano Samuel Hazard descubrió en La
Habana que los guadaños que recogían viajeros al pie del castillo de la Punta
para llevarlos de paseo o cruzarles la bahía, también eran alquilados para
salir de pesquería. Las primeras licencias para pescadores aficionados fueron
establecidas en Cuba en 1886, mediante un reglamento puesto en vigor por una
Real orden de la reina regente María Cristina, en representación de su hijo
Alfonso XIII. Tenían un costo de siete pesetas y cincuenta céntimos y
autorizaban al poseedor a “pescar en los ríos, lagunas, estanques y charcas”.
-La pesca
deportiva se presenta en sociedad.
La promoción turística de las pesquerías recreativas cubanas comienzan en el
verano de 1933, cuando aparece en la revista norteamericana Esquire la crónica “Marlin off the
Morro”, publicada por el novelista Ernest Hemingway. La prensa local ofreció al
tema su mejor atención a partir de 1937, con el comienzo de la publicación de
la sección “Yates y Pesca” en la revista Carteles.
Con el correr de los años aparecerían asociaciones, torneos, establecimientos
especializados en artículos de pesca, ofertas de guías y embarcaciones, incluso
la que resultaría la primera marina del país: el Club Náutico Internacional de
La Habana, donde fundaron, el 26 de mayo de 1950, el concurso internacional de
pesca de agujas en opción a la Copa donada por Ernest Hemingway, evento que
hasta hoy convoca el país con carácter internacional. La introducción en las
aguas dulces cubanas de la lobina negra boquigrande (Micropterus salmoides), se
ensayó con éxito desde 1928, con el fin explícito de crear una nueva oferta en
el turismo de pesca, cuyos principales destinos eran la Laguna del Tesoro y la
de Arigüanabo.
Las pesquerías en el mar con
avíos de lanzado ligero a vara y carrete no tuvieron en Cuba la importancia y
cobertura en los medios alcanzada por las lides de los peces de pico. Batabanó,
un poblado litoral al sur de La Habana, fue caracterizado como un gran pesquero
deportivo de sábalo, especie que asimismo fue pescada deportivamente en la
misma bahía de La Habana. Sitio reconocido por expertos extranjeros para la
captura de sábalos fue asimismo el río Hatiguanico, llamado “The enchanted
river”, o “Río Encantado” por los guías que traían turistas norteños al país. La
Isla de Pinos, cuya escasa población y limitado contacto con la de Cuba
hicieron que fuera poco frecuentada en la época por aficionados de la ínsula
mayor, sería escogido por Vic Barothy, un descendiente de húngaro procedente de
Michigan, para poner en marcha lo que probablemente haya sido la primera
operación de pesca basada en un buque madre con pequeños botes a remolque para
sacar a pescar turistas. A aquellas aguas acudía en sus vacaciones un pelotero
de los Boston Red Sox (los “Medias Rojas de Bos-ton) nombrado Theodore (Ted) S.
Williams, que solía pescar a mosca en los flats pineros, territorio de sábalos
y macabíes.
-Sindicalismo
a cordel y anzuelo.
De la nutrida ictiofauna cubana,
un total de 11 especies de peces fluviales y 44 marítimas resultan de interés
para los aficionados. Un período de auge de la afición comenzó a partir de
1963, cuando se inicia la convocatoria de los torneos nacionales de la pesca de
agujas “Ernest Hemingway”, inicialmente convocados por la Central de
Trabajadores de Cuba (CTC) y el Instituto Nacional de Deportes, Educación
Física y Recreación (INDER), con participación por sindicatos; posteriormente
pasaron a la organización territorial, con invitados de diversos organismos,
hasta que el evento nacional desaparece tras su final celebración en 2008.
También aparecerán competencias dedicadas a las más diversas especies, como los
festivales del pargo criollo realizados por largos años al norte de Matanzas,
los de la rabirrubia, otros dedicados a la barracuda, y posteriormente los que
se especializaron en la pesca a spinning, modalidad sumamente apreciada por la
afición local, cuya sede más estable es el litoral sur de la Isla de la
Juventud, y más tarde las series dedicadas a las pesquerías de la trucha, que
en unas décadas había adquirido carta de naturalización en cada cuerpo de agua
dulce de Cuba y la Isla de la Juventud, con un certamen de muy destacado nivel
en el embalse Leonero, el “Incendio de Bayamo”.
-El día
después: lo que cambió el 2007.
La pesca deportivo recreativa, bajo la dirección del INDER, alcanzó en el país
un largo desempeño, especialmente a partir de la creación, oficialmente en
1979, de la Federación Cubana de Pesca Deportiva (FCPD). La actividad de esta
asociación se basa fundamentalmente en la convocatoria de certámenes de pesca
desde nivel municipal a nacional, con la introducción de los “torneos
abiertos”, con participación retribuida por cada participante, a partir del
2006. Según datos oficiales, en 1985 había en Cuba 161 688 pescadores
aficionados inscritos en las estructuras participativas de su organización.
Una iniciativa alentada en 2007
por el Ministerio de la Industria Pesquera pretendió la disolución de la FCPD,
lo cual no fue aceptado por sus directivos y no se llevó a efecto. Sin embargo,
la captación de pescadores propietarios de embarcaciones para efectuar
contratos de venta de capturas a organismos estatales, probable a carencias del
sector, perjudicó de manera definitiva la identidad deportivo recreativa y
fines correspondientes de la mencionada asociación, cuya membresía decayó,
asimismo, una vez que desapareció la obligatoriedad de poseer el carné de
afiliado para pescar desde embarcaciones en el mar, una discutible exigencia.
El proceso mencionado aparece descrito en el libro de nuestra autoría Pesca deportiva cubana. Historia y tradición,
publicado en 2009 por la editorial Científico Técnica.
La existencia de asociaciones de
pescadores de amplia acogida por los aficionados beneficiaría al país y a sus
miembros. La apertura hacia un mayor número de áreas de pesca para el
aficionado nacional, facilidades de acceso a las mismas, comercialización de
avíos, rescate de certámenes a todos los niveles y difusión de prácticas de
pesca más amigables con el medio ambiente serían algunos de los avances
posibles.
Potencialidades de una afición
Las prácticas de la pesca
recreativa generan valores de tipo social que incrementan la calidad del tiempo
libre y su influencia positiva sobre la salud emocional del individuo y el
mejoramiento de la estabilidad de las relaciones familiares y sociales.
Asimismo en algunos países es atendible el aporte económico resultante de esta
actividad, en tanto son menos visibles de momento sus potencialidades como
herramienta de educación ambiental.
La pesca deportivo-recreativa es
una actividad compleja. Coloca en una muy estrecha relación a la comunidad
humana y a uno de los ambientes más sensibles del entorno natural: los cuerpos
de agua y los ecosistemas que les corresponden. Asimismo, la pesca deportivo-
recreativa resulta una opción sumamente carismática y diversa de ocupación del
tiempo libre. Esta diversidad pone al aficionado en relación con una extensa
variedad de especies de peces buscadas por el pescador; genera múltiples
técnicas y los correspondientes instrumentos para llevar a cabo las capturas, y
aporta un significativo valor adicional a los diferentes paisajes en los que
tal afición es desarrollada.
-Actividad
de tiempo libre
Como actividad de tiempo libre,
la pesca recreativa ofrece atractivos que motivan a las personas a esforzarse
en abandonar rutinas pasivas, tan corrientes en tiempos de creciente influencia
de internet y juegos electrónicos. El pescador aficionado se impulsa a conocer
nuevos lugares, dominar nuevas técnicas de pesca, identificar los peces,
informarse, intercambiar experiencias. Activa así su mente y su disponibilidad
física.
-Valores de
socialización
El pescador aficionado posee
tendencia a compartir sus salidas de pesca con personas cercanas, amigos,
familiares, compañeros de trabajo. Esta tendencia gregaria da lugar con
frecuencia a la creación de clubes de pescadores; a salidas regulares de
familiarización entre miembros de un mismo centro de labor, y principalmente en
el seno de la familia es intenso compartir pesquerías, principalmente cuando
los miembros más jóvenes forman parte de tales encuentros, creando lazos de
afinidad y recuerdo comunes invaluables. Disfuncionalidades humanas, tales como
la ceguera, sordera o de tipo físico motor, entre otras, han sido asimismo
atendidas mediante terapias asociadas a la pesca recreativa.
-Oportunidades
económicas
En lo económico, puede destacarse
entre otros indicadores el monto anual de gastos de los aficionados, en función
de la satisfacción del interés en la pesca como entretenimiento, estimado durante la primera mitad de la
pasada década en 25 000 millones de euros para Europa, y unos 42 000 millones
de dólares en los Estados Unidos, detrás de cuyas cifras es fácil entrever una
apreciable influencia de este entretenimiento en la creación de empleos y en la
generación de actividades comerciales, principalmente en función de un turismo
especializado de elevado estándar. En países de menor desarrollo, el aprovechamiento
de esta opción en puntos geográficos cuyo aislamiento respecto a los centros
urbanos y las redes de comunicación constituyen una desventaja económica, puede
representar soluciones mediante la implantación de proyectos sustentables de
explotación turística de la pesca recreativa.
Hay un amplio potencial económico
en la pesca deportivo- recreativa cubana que debe ser investigado. La venta de
avíos de pesca constituye un elemento muy visible de esta área de posibilidades,
pero no ha bastado, en ninguna de las oportunidades en que se ha intentado,
habilitar un establecimiento de venta de artículos de pesca y ofrecer al
público lo que se considera necesario o lo que los proveedores extranjeros
ofrecen buenamente. Hay que establecer los tipos de pesquerías, los habían que
la técnica y la tradición enseñan, y la estacionalidad de esa demanda.
-Herramienta
de Educación ambiental
La posibilidad de generar
proyectos de educación ambiental a partir de la motivación que representa la
práctica de la pesca por afición no ha sido, que sepamos, documentada. La
práctica de este entretenimiento está con frecuencia asociada a escenarios de
notable calidad paisajística, desde el punto de vista florístico y asimismo por
la vigencia en el entorno de componentes atractivos de la fauna terrestre, todo
lo cual representa un aliciente para la sensibilidad de las personas hacia
tales elementos, que podemos considerar incrementables en el tiempo.
Tal lo representó, entre 2006 y
2010, la celebración del torneo de pesca a mosca Zapatafly, en los
privilegiados pesqueros de macabí de Las Salinas en Ciénaga de Zapata. Medio
centenar de aficionados cubanos nos sumamos a aquella experiencia, aprendimos
la pesca a mosca y los criterios conservacionistas asociados a esta modalidad técnica y fuimos conquistados por
uno de los paisajes más sorprendentes y bien conservados de nuestro
archipiélago. De más está decir que la normativa de liberar los peces
capturados en aquellas competencias, no necesitaron una explicación para ser
entendidas y cumplidas.
La pesca recreativa como producto turístico. Situación actual en Cuba
Las ofertas de pesca
desaparecieron del turismo cubano hasta 1977, cuando los intentos del gobierno del
demócrata de James Carter de restablecer relaciones con Cuba propiciaron un
temporal acercamiento de los deportistas de Estados Unidos. La corriente
turística provocada por tal decisión, se regularizó desde noviembre de ese año,
mediante viajes semanales que operaban las agencias Amer-Mex, Mexicana
BassTours y la local Cubatur. Este auge turístico tuvo uno de sus principales
reflejos en los niveles de participación que alcanzaron los torneos de pesca
organizados durante 1978 y 1979.
Aunque, como es sabido, la
apertura propiciada por Carter no duró mucho más, el turismo de pesca logró
mantenerse con altas y bajas, principalmente con la participación de
turoperadores europeos, principalmente compañías italianas como Ventana, TES
International y Press Tours. Luego se incorporó Canadá Cuba Sports and Cultural
Festivals y los productos de pesca evolucionaron paulatinamente hacia una mayor
presencia de la pesca marítima de avíos ligeros, en enclaves como Jardines de
la Reina, Cayo Largo del Sur, la cayería inmediata a la Isla de la Juventud, todos
estos operados por la compañía Avalon, que lleva un cuarto de siglo en Cuba, y
la incorporación de nuevos enclaves, como la cayería Norte de Villa Clara, con
un excelente producto operado desde Cayo Las Brujas, y Ciénaga de Zapata, que
gestiona un turoperador ruso. Los precios de estas pesquerías y probablemente
algunas normativas hacen estos productos inalcanzables para los aficionados
cubanos.
Examen crítico
-Situación
del marco legal.
El reordenamiento de los recursos pesqueros del país,
hacia el que sin lugar a dudas se encaminan las nuevas políticas del sector,
posee la oportunidad de realizar una contribución sustancial a la mejor
administración de la ictiofauna marítima y acuática del Archipiélago Cubano,
mediante una revalorización integral del complejo de prácticas y conocimientos
que responden al acápite de la pesca deportivo-recreativa. La definición
oficial de esta modalidad corresponde al Decreto Ley 164 de 1996, Reglamento de
Pesca, cuyo artículo 35 manifiesta: “En la pesca deportivo-recreativa que se practique tanto en las aguas
marítimas como terrestres, sólo se podrán utilizar como artes o avíos, el
carrete, la vara, el cordel y el alambre con anzuelo. Se autoriza el uso de la
atarraya exclusivamente en aguas marítimas y con el único fin de obtener
carnada.” Alega el artículo 39 que “Los productos de la pesca
deportivo-recreativa son para el consumo personal o familiar y no podrán
utilizarse con fines de lucro”, en tanto el número 40 abre la posibilidad, si
bien con determinados requerimientos, de acceder de manera legal a la
comercialización de tales productos.
Resoluciones emitidas por el
extinto Ministerio de la Industria Pesquera regularon los embalses del país
donde se aprueba la práctica de la pesca deportivo recreativa, mientras la
principal especie fluvial en el interés de los aficionados, la lobina negra
boquigrande, tradicionalmente denominada trucha (Micropterus salmoides), es protegida por dos instrumentos legales,
la resolución 260 de 1998, que establece la aplicación de la modalidad de
capturar y soltar en los embalses de Palmasola (provincia de Villa Clara) y
Voladora (Cienfuegos), y la resolución 323 del mismo año, que establecía un
plan piloto con facilidades especiales para el desarrollo de la pesca deportiva
del mencionado centrárquido, con tallas la aplicación de tallas mínimas y
períodos de veda en los embalses Cuyagüateje, Mal País II, Hanabanilla,
Porvenir y la laguna La Redonda.
Se carece de constancia de la
aplicación en el país de los citados instrumentos legales destinados a la
conservación de la lobina boquigrande; en tanto, aspectos medulares para la
administración del recurso pesquero, tales como las cuotas de captura aplicadas
en general en el mar y las aguas dulces, fueron normadas según el peso total de
los peces cobrados por el aficionado en una jornada de pesca, sin delimitar la
talla mínima ni la cantidad de ejemplares que podrían tomar para su consumo.
Las cifras admitidas alcanzan a 15 kg para la pesca fluvial y las pesquerías
marítimas en zonas consideradas de mayor importancia económica, y llegan a 30
kilogramo cuando estas últimas son caracterizadas por ley como de menor
importancia económica. Si asumimos un peso promedio de 1.5 libras (0.7 kg,
aproximadamente) para la trucha capturada en agua dulce a vara y carrete, la
cuota legal de captura podría ser cubierta por unas 22 truchas, pero la
indefinición del peso mínimo deja abierto el escalafón para ejemplares que, de
acuerdo con la estimación del aficionado, resultan aceptables, con lo cual el
pescador todavía estaría cumpliendo la ley al llevar a su bolsa 65 ejemplares
de media libra, si bien el impacto sobre la población de peces sería muy
superior, sin que pueda establecerse que ha habido por ello ganancia en
términos de calidad del proceso recreativo, que podría ser descrito como una
correlación entre frecuencia de la picada y talla de los ejemplares.
-Enfoque
del modelo asociativo.
La estructura asociativa diseñada
para la organización de la pesca
deportivo recreativa en Cuba, tiene su base en la Ley 54, Ley de Asociaciones,
y otros mecanismos, como las denominadas Normas de Relación. Esta ley establece
en su artículo 8 que la solicitud para constituir una nueva asociación será
denegada “cuando aparezca inscripta otra con idénticos o similares objetivos o
denominación a la que se pretende constituir” (acápite d), lo cual constituye
una limitación difícil de salvar y sumamente restrictiva, vista la extensión
territorial del país y la diversidad de modalidades de pesca que podrían ser objeto
de interés para diferentes agrupaciones sociales. Un caso práctico en el que se
afrontó este obstáculo fue la propuesta de crear un club para la enseñanza,
práctica y promoción de la pesca a mosca, surgido en el taller teórico
efectuado en 2006 como parte del torneo de esta modalidad, Zapatafly 2006,
efectuado en Playa Larga, Ciénaga de Zapata. El club proyectado formaría parte
de la Federación Cubana de Pesca Deportiva, pero nunca fue recibida la
aceptación de esta organización adscrita al INDER.
Se insiste hoy mismo, en la
propuesta Ley de Pesca de inminente entrada a la práctica institucional y
social, en adscribir la pesca deportivo recreativa a la jerarquía del organismo
del deporte nacional. Se pierde, en este enfoque, la perspectiva principal de tal
actividad: actuamos los aficionados sobre importantes recursos naturales y nada
es más significativo en esta relación que el uso que se hace de los componentes
del medio. Distanciar el origen de previsibles impactos ambientales de la
mirada y la experiencia de los organismos y las instituciones científicas
medioambientales no es un paso en dirección a las soluciones que la nueva ley
pretende alcanzar. Considerar que la realización de competencias de pesca solo
puede ser atribución del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y
Recreación, es un argumento que jamás
tuvo su origen en la experiencia de un certamen de pesca de la trucha en
Leonero, de spinning en el Sur de la isla de la Juventud, de pesca de la aguja
en Cojimar o de pesca a mosca, cuando se realizaban en Ciénaga de Zapata. Por
lo mismo, crear una separación artificial
entre pesca deportiva y pesca recreativa, sobre la base de competir o
no, es tan confuso y forzado como llamar recreación a un juego de pelota en el
que no se compite, y deporte cuando sí se hace. Parece, más que otra cosa, una
ficción conceptual para no dejar sola a la pesca submarina como una categoría,
que nada tiene que ver, nada, con la pesca de cordel y anzuelo.
-Estado de
los recursos involucrados en la actividad.
La carencia de información acerca de la captura y esfuerzo pesquero en el
sector de la pesca deportivo recreativa fue una factor puesto de relieve por
Rafael Puga, en su “Caracterización de la pesca comercial y recreativa en Cuba”,
expuesta el 6 de agosto de 2018 durante el “Taller preparatorio para analizar y
definir acciones que favorezcan la sostenibilidad de la pesca recreativa”. El
encuentro fue celebrado en la sede del Club Náutico Internacional de La Habana
y contó con la participación de integrantes del Harte Research Institute for
Gulf of Mexico Studies, de Corpus Christi, Texas, Estados Unidos de América.
Directivos de la FCPD presentes en el encuentro manifestaron su disposición a
colaborar en la búsqueda de tales datos, una posibilidad real, si bien
estructurada, para organizaciones de este tipo.
Es de destacar, que la obtención
de información procedente del sector pesquero deportivo es factible de llevar a
cabo a partir de modelos de información establecidos normativamente, o mediante
relaciones interinstitucionales, mediante colaboraciones de pescadores
experimentados, registros de competencias, sistemas de récords de pesca y
algunos otros que puedan ser ideados y puestos en práctica.
Algunos pescadores recreativos,
en diferentes épocas, registraron e hicieron públicas sus propias capturas por
temporadas más o menos extensas. El aficionado Roberto Rodríguez, de La Habana,
publicó en un boletín titulado Rascacio
los resultados de 23 pesquerías efectuadas en 1981 en el embalse Mampostón.
Danilo Domínguez Ortega, de la provincia de Camagüey, anotó en 1992 las
capturas de 79 pesquerías fluviales en varias represas del país; en Villa
Clara, Samuel Yera Pompa, destacado guía de pesca y competidor, llevó a cabo
durante los dos años siguientes al anotado un estudio de sus pesquerías
deportivas en el embalse Palma Sola, para una caracterización con vistas al
aprovechamiento turístico del enclave; mientras, Librado Jesús Ríos Domínguez,
de la capital, llevó de modo detallado en un cuaderno escolar el registro de
sus capturas durante 2007 y 2008, que abarcan 110 pesquerías y 872 ejemplares,
con una media de 1.8 piezas por hora de pesca. En el segmento de las pesquerías
marítimas, quedó una ejemplar bitácora anotada por el conocido músico y
pescador de agujas Modesto Tico
Viada, propietario sucesivamente de los yates Tico Tico y Tico Pilín.
Un total de 260 salidas de pesca entre finales de 1966 y 1973 son anotadas en
el documento, que permitió comprobar el empleo de cordeles de fibra vegetal en
las pesquerías deportivas cubanas hasta ya entrada la década de los setentas.
-Acceso a
opciones turísticas para –y su gestión por- ciudadanos nacionales.
La estructuración de una oferta
de turismo de pesca para clientes nacionales, con todos los servicios que
corresponden, sería una contribución social que probablemente beneficiaría a un
par de cientos de miles de ciudadanos de este país, si solo tomamos referencia
la cifra de aficionados a la pesca que existía en una fecha tan lejana como
1985. Las formas de gestión económica no estatal tendrían en esta posibilidad
un terreno atractivo y desafiante de creatividad, generando negocios de guiado,
alquiler de embarcaciones, venta de carnada, venta y alquiler de avíos de
pesca, venta de licencias..., además de ofertas de hospedaje, gastronomía y
transporte especialmente concebidas para los pescadores. Realizados los
estudios y formalizadas las propuestas, quedaría a la decisión gubernamental
decidir en qué momento esas ofertas de cooperativas no agropecuarias,
cuentapropistas y otros tipos de entidades privadas se extenderían también al turista internacional,
de acuerdo con normas del país y estándares internacionales, como es razonable.
-La pesca
deportiva como objeto científico.
En el transcurso de su historia, la pesca deportivo recreativa ha sido
receptora de logros en diversas ramas de la ciencia y la técnica. Los impulsos
iniciales parecen nacidos de brillantes intuiciones, tomando en cuenta
solamente la identificación inicial de maderas idóneas para la fabricación
artesanal de cañas, los sedales fabricados con crines equinas, según son
descritos estos elementos por Juliana Berners, en los orígenes de la pesca con
mosca, señuelos convertidos en arte de la reproducción de los cebos naturales.
Luego entraría en función la
mecánica, dado que alcanzar mayores distancias en el lanzado y alcances de
línea fue objeto de adecuaciones que partieron, en ocasiones de manos de
relojeros. El anzuelo guarda una herencia de miles de años, y las líneas, de
originales fibras vegetales, acabaron por hallar en el nailon su primer apoyo
en la química.
Mas, debe entenderse que una
contribución esencial al desarrollo del deporte de la pesca procede de la
biología, principalmente de la rama ictiológica, dado que el estudio de los
peces, a cuyas páginas no dudan en acercarse los aficionados, han abierto como
ningún otro tipo de conocimientos, en entendimiento de los aficionados acerca
del objeto de sus desvelos. La navegación, la meteorología, la cartografía, los
estudios hidrográficos y otros, no son tampoco ajenos a la evolución del
deporte de la pesca.
Hoy día, para alcanzar el
objetivo de actualización de la pesca deportiva cubana, habrá que apelar a no
pocas fuentes de conocimiento.
-Algunos
ejemplos de la acción científica en función de la pesca por afición en el
ámbito internacional.
Una atenta búsqueda en internet ofrece cierta orientación
en relación con enfoques, diversidad temática y probables aportes metodológicos
cuando la pesca recreativa es abordada con criterio científico. Títulos como Recreational fisheries: Ecological, Economic and Social Evaluation y Global Challenges in recreational fisheries representan una muestra
de las referidas potencialidades, diferentes de los tradicionales puntos de
vista de los libros escritos para el aficionado, en los cuales se hallará en
primer lugar los métodos deportivos para pescar ciertas especies, o para usar
determinada clase de equipos, o acerca de las pesquerías que es factible
realizar en escenarios específicos. La actualidad internacional de la
investigación científica en torno a la pesca recreativa puede constatarse en
los programas de eventos como la World
Recreational Fishing Conference, de frecuencia trienal, o la serie
bienal International Bonefish & Tarpon Symposium, y asimismo en la
actividad de agencias tales como la European Inland Fisheries Advisory
Commission, adscrita a la FAO, de cuya visión hemos de tomar nota:
“Establecer mejores prácticas y principios de
manejo para las pesquerías recreativas responsables, entre naciones, regiones,
organizaciones o las comunidades de individuos en la pesca recreativa en la
región EIFAC, de acuerdo con las reglas relevantes de la legislación
internacional, nacional y regional, tomando en cuenta sus aspectos más
significativos en el orden biológico, tecnológico, económico, social, cultural
y medioambiental.” (European Inland
Fisheries Advisory Commission: EIFAC Code of Practice for Recreational
Fisheries. EIFAC Occasional Paper No. 42, Roma, 2007).
Un caso notable en la
interrelación entre investigación científica y el deporte de la pesca lo hallamos en el libro de Izumi Nakamura Billfishes of the world (1985), que
incluye en sus fuentes bibliográficas varios textos realizados por autores dedicados
al estudio de la pesca por afición; uno de ellos es Ernest Hemingway, con su
sobresaliente “Marlin off Cuba” (1935), un texto basado en la experiencia que
obtuvo el novelista de su intercambio con los investigadores de Academia
de Ciencias Naturales de Filadelfia Charles M. B. Cadwalader y Henry W. Fowler,
sus invitados a bordo del yate Pilar
durante el verano del año precedente.
-Cuando en
Cuba nos interesamos por las investigaciones a favor de la pesca recreativa o
¿Cuándo en Cuba nos interesamos por las investigaciones a favor de la pesca
recreativa?
El flujo turístico que siguió a
la decisión de James Carter, de permitir viajar a Cuba a ciudadanos
norteamericanos, tuvo uno de sus principales reflejos en los niveles de
participación que alcanzaron los torneos de pesca organizados durante 1978 y
1979. Ante el interés de ese mercado por los viajes de pesca a Cuba, el Centro
de Investigaciones Turísticas asoció biólogos y especialistas medioambientales
de otras instituciones científicas nacionales para realizar diversos estudios.
Uno de los que todavía consultamos es el Análisis
de las pesquerías deportivas de agujas (Pisces. Géneros: Isteophorus,
Tetrapturus, Makaira)en la región noroccidental de Cuba, a cargo de los
investigadores del Instituto de Oceanología Darío Guitart, Mar Juárez y José
Fernández Milera. También resulta esencial la investigación acerca de la trucha
en la Laguna del Tesoro, donde efectuaron un sobresaliente torneo en enero del
primero de esos años. En los trabajos se halló que la trucha, que era la
especie más buscada por los aficionados en aguas interiores cubanas, se hallaba
en proporción de 21.9% en los canales y de 24.3% en la laguna, respecto a una
población íctica general que incluía biajacas, sábalos, manjuaríes y solfishes.
Es un obra cuyo método, estilo y resultados probablemente contribuyan a
reactivar el interés por una de las especies de más potencial recreativo y
turístico en el país.
Otros textos que revelan una incipiente voluntad de introducir la
ciencia en el desarrollo de la pesca deportiva, para su aprovechamiento
turístico, pudieron ser consultados años atrás en el Centro de Documentación
del Turismo, que tuvo su sede en la esquina de F y 5ta., Vedado, y cuyos fondos
deben hallarse actualmente en la biblioteca de la Escuela de Altos Estudios de
Hotelería y Turismo, Formatur, en los bajos del hotel Sevilla-Biltmore, en esta
capital. Entre ellos se hallaban artículos sobre la trucha, el sábalo, el
macabí y un trabajo de diploma acerca de caza y pesca turísticas. Algunas tesis
sobre pesquerías recreativas han sido presentadas en años recientes en la
Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana y se conoce de una
indagación en proceso acerca de la presencia de la trucha en Cuba, iniciada por
el Centro de Investigaciones Pesqueras.
-Propuesta
de un banco de problemas.
Hemos sugerido la creación de un
grupo de expertos para identificar los problemas, proponer y ejecutar estudios de nivel científico
técnico, a fin de solucionar conflictos y limitaciones materiales, mitigar
impactos ambientales y además actualizar e incorporar a las dinámicas sociales
y económicas la pesca deportivo recreativa cubana como un recurso aprovechable.
Los siguientes temas serían una propuesta a priori.
-Revisión bibliográfica en apoyo a
los estudios de la pesca deportivo-recreativa cubana.
-Identificación y evaluación de impactos ambientales en las prácticas de la
pesca deportivo-recreativa en Cuba.
-Evaluación de la ictiofauna
cubana de interés para la pesca deportivo recreativa.
-Marco legal de la pesca
deportivo recreativa cubana.
-Examen de la estructura
asociativa diseñada en Cuba para la organización de la pesca deportivo recreativa, a partir de la
Ley 54, Ley de Asociaciones, y otros mecanismos, como las denominadas Normas de
Relación. Propuesta de nuevas variantes.
-Potencialidades del trabajo por cuenta propia, las
cooperativas no agropecuarias y otras formas de gestión económica no estatal,
para el desarrollo de ofertas destinadas a
aficionados nacionales a la pesca deportivo recreativa.
- Creación de productos
turísticos de pesca deportivo recreativa, destinados a clientes nacionales
cubanos.
- Propuesta de conversión de
áreas de pesca comercial en áreas de pesca turística, mediante los estudios
correspondientes que garanticen la potenciación de saldos económicos
suficientes en beneficio de las comunidades involucraras.
- Organización de eventos para el
pescador aficionado cubano.
- Creación de una Norma cubana para el desarrollo de la
pesca deportivo recreativa sobre bases sustentables.
- Análisis de la demanda de
artículos en el mercado interno cubano
para las prácticas de la pesca deportivo recreativa.
- Definiciones geográficas,
paisajísticas, &c., de los sitios con potencial para la pesca deportivo
recreativa en el Archipiélago Cubano. Inventario de los sitios que reúnan tales
características. Categorías de protección ambiental que les corresponden o es
factible proponerles.
¿Solución?: resolución
La belleza de nuestra
lengua admite la dinámica síntesis del título de esta sección final de nuestro
conversatorio. Para resolver los problemas de la pesca deportivo recreativa
cubana, o sea, realizar el tránsito desde una actividad hoy día conflictiva
hasta convertirla en un recurso de valor social, económico, educativo, positivo
desde todos los puntos de vista, hay que tener resolución. O sea, evitando toda
ambigüedad: tenemos que ser resueltos.
Es necesario afrontar estudios
multidisciplinarios que permitan identificar los problemas y las
potencialidades de esta afición, pero sobre todo es importante saber que el
mínimo intento en este sentido chocará con intereses, pasividades, prácticas
parásitas, justificaciones mesiánicas en el fondo discutibles: todo un
entramado de posturas generado desde el cuadrante de la toma de decisiones, que revelan un desconocimiento de los valores
elementales de una actividad social estrechamente relacionada con las
características físicas del país en que sustentamos la nación.
Lo que deseo resumir, con la
mayor claridad que resulte posible, es que más allá de las razones que han
sustentado las autoridades para limitar el acceso de los ciudadanos del país al
disfrute de un bien natural que de modo indiscutible les pertenece, se
transparenta la ignorancia de que lo expresado en términos de derecho,
constituye asimismo una manifestación de identidad.
Somos cubanos, nativos insulares:
nuestro sentido de pertenencia se construye con cada uno de los elementos del
paisaje, integrado por ello desde temprano a la expresión cultural, y este
incluye las aguas: ríos, lagunas, esteros, costas, mares, con sus cayerías
incluidas. Por ello no ha de extrañarnos que en nuestra narrativa no sea
trascendidos por el tiempo algunos cuentos del inolvidable Onelio Jorge
Cardoso, como “El caballo de coral”, “El hombre marinero” o “Los carboneros”,
entre varios otros; o que una de las cotas científicas que nos llenan de
orgullo sea precisamente la Ictiología
cubana de Felipe Poey y Aloy. Tampoco nos asombra que, cuando se intentó
rescatar el Torneo Hemingway como evento turístico internacional, casi dos
décadas después de su última convocatoria original, la iniciativa de un
funcionario del entonces Instituto Nacional de Turismo, el recordado Miguel
Arocha, a cargo entonces del departamento de Caza y Pesca de ese organismo,
simplemente consiguió una guía de marinas de la Florida, envió cartas a cientos
de ellas, y colmó los canales de Barlovento de embarcaciones alistadas para la
competencia. Fue tal la impresión que causó en los visitantes la calidad del
evento, que Dade Whitney Thornton, un prestigioso escritor,
fotógrafo y organizador de torneos norteamericano, cuya carrera continuaría
años más tarde en la promoción de tales certámenes en Bahamas, en esa ocasión escribió
su dictamen acerca del concurso cubano en la revista Southern Boating: “Hemingway habría estado orgulloso”. Nosotros
también, por supuesto.
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