Taller: La Pesca Deportiva en Cuba: Una Oportunidad
Económica, Sostenible y Basada en la Conservación.
OTRO PUNTO DE VISTA
por Ismael León Almeida
Es inspirador escuchar que hay
algunas personas que han luchado por años, resistiendo maniobras legales y
presiones de todo tipo, para lograr un ordenamiento justo de los recursos
naturales en un país, o en una región, incluso en una aldea en medio de bosques
tropicales. Personas que buscaron evitar la destrucción, por poderosas
corporaciones, por la desidia del estado, o por malas prácticas, de los valores
de la flora, la fauna, de la tierra a la que se sienten ligados y tienen el
derecho de conservar. Y ganaron.
De empoderamiento de los
habitantes de comunidades ubicadas en áreas de importancia ecológica se habló en
el taller “La Pesca Deportiva en Cuba: Una Oportunidad Económica, Sostenible y
Basada en la Conservación”, celebrado el 5 y
6 de julio últimos en el hotel Sheraton Four Points, La Habana.
Supimos que el exceso de caza y pesca furtivas, más el inicio de
explotaciones madereras en la zona, estaban acabando con el entorno de la aldea
guyanesa de Rewa, cuando en 2008 surgió una iniciativa para detener la
depredación. Dos años más tarde ya funcionaba una entidad formada para promover
turismo de naturaleza, cuyo producto esencial es la pesca a mosca. Construyeron
cabañas para hospedaje y los habitantes locales fueron entrenados en técnicas
de hospitalidad y pesquería turística. La aldea de 300 habitantes, ubicada a
tres horas de vuelo más dos horas de navegación de Georgetown, la capital de
Guyana, ahora obtiene ingresos por más de 100 000 dólares, cuando antes no
alcanzaban los 1000 dólares al año, dijo el ponente Al Perkinson en el taller.
En Bahamas la situación era tan
seria, que tuvieron que empeñarse por
dos décadas para lograr que una legislación adecuada fuera aprobada para
proteger sus recursos y asegurar la participación del pueblo en su
aprovechamiento y gestión económica. Nuestros vecinos del nordeste, tan
cercanos que la navegación comercial entre ambos archipiélagos ha sido
históricamente realizada sólo a través de un antiguo canal, se convirtió en la
década de los pasados años treinta en un coto de pesca turística de
reconocimiento mundial, frecuentado por famosos como el propio Ernest Hemingway.
“Si usted no tiene un ecosistema
saludable, toda la industria que se desarrolla en torno a la pesca deportiva no
tiene sentido”, manifestó Prescott Smith en el Taller de La Habana, y aseguró
que Bahamas tienen la mayor población de macabíes del mundo, y Cuba posee la
segunda en sus aguas. En otro momento de la reunión, Smith comentó igualmente
que, cuando comenzaron operaciones turísticas de pesca en la isla de Andros,
ya los pobladores hacían uso de esas áreas en pesquerías tradicionales, y
aunque todavía es motivo de controversia, subrayó que “dejamos claro que los
locales podían acceder”. Tanto Prescott Smith como Al Perkinson argumentaron de
modo explícito acerca de la necesidad de empoderar la poblaciones locales en
torno a la protección y aprovechamiento de los recursos naturales donde se
asientan sus comunidades.
También en el
estado de Texas, Estados Unidos, un grupo de expertos trabajó por muy largos
años en alcanzar un cambio que permitiera detener la degradación de las
pesquerías locales, desarrolladas a lo largo del litoral de ese territorio, del
lado norte del Golfo de México. La estrategia se basó en pasar de un sistema de
explotación de los recursos pesqueros en base a los procedimientos de la pesca
comercial, y promover en su lugar una mayor difusión de pesquerías recreativas,
sobre bases conservacionistas, que al cabo han demostrado una mayor eficiencia
económica.
El doctor Larry D. McKinney,
director ejecutivo del Instituto Harte para Estudios del Golfo de México (Harte
Research Institute for Gulf of Mexico Studies), una institución vinculada a la
Universidad A & M de Corpus Christi, estado de Texas, argumentó en el taller
que la pesca deportiva “puede generar mayores beneficios y
conservación”. En un encuentro previo con especialistas cubanos en el tema,
efectuado en La Habana en agosto de 2018, el Dr. McKinney contó que hace
cuarenta años la pesca comercial era el sector dominante en la explotación de
las poblaciones de peces a lo largo del litoral del estado de Texas, y
justamente a sus ejecutores se les pidió ayuda para efectuar el tránsito al desarrollo de las
pesquerías deportivas, reduciendo a la mitad el esfuerzo pesquero en las
operaciones comerciales.
Clave del sistema aplicado en Texas es la estructuración del sistema de
gestión de los recursos de los ecosistemas costeros, dijo en el evento de
agosto el Dr. David W. Yoskowitz, integrante de Harte. Un primer nivel
lo integran los operadores directos de los productos turísticos de pesca, o
sea, capitanes y guías de embarcaciones de pesca turística, las marinas y los
propios pescadores. Del segundo nivel forman parte los hoteles, restaurantes y
entretenimientos que brindan servicio a los turistas pescadores, y el tercero
es la cadena de abasto alimentario, que se extiende desde las áreas de cultivo
de productos agrícolas, el transporte de las cosechas y la distribución a los consumidores.
“La pesca deportiva no es sustentable sin hábitats saludables; comunidades y
economías no son sustentables sin hábitats saludables”, dijo Yoskowitz.
Durante dos días
de sesiones, en el elegante hotel Sheraton Four Points, a una cuadra de la
famosa Quinta Avenida del oeste de La Habana, se escuchó hablar del éxito de
las pesquerías turísticas que hace un cuarto de siglo administra en los
Jardines de la Reina, centro sur de Cuba, la compañía extranjera Avalon. El
parque posee una extensión de unos 2000 km2 y operan únicamente 20
lanchas especializadas en pesca a mosca, al servicio de una media de unos 800
pescadores por año, mucho menos de su capacidad de carga, señalan.
En mayo de 2018 comenzaron los
trabajos de monitoreo de una población de sábalos en el sector Punta de
Cajón-Cayos de la Leña, en el Parque Nacional Guanahacabibes, y ya tienen expectativas
de que una empresa argentina se haga cargo de la explotación turística con
guías propios. Se conoce de una entidad que realiza pesquerías de aguas
abiertas en la marina de los Morros de Piedra, en ese mismo territorio, pero no
se presentaron informes de estudios sobre este producto.
También se conoció de la
experiencia del Parque Nacional Ciénaga de Zapata, que entre 2006 y 2010
desarrollaron un programa de educación ambiental, basado en la organización de
un torneo de pesca a mosca, modalidad captura y suelta, con un taller teórico
asociado, y sobre todo de la formación de más de un centenar de niños y
adolescentes en las prácticas de la pesca a mosca y los conceptos
conservacionistas asociados. Este programa educativo continúa en las
localidades de Jagüey Grande y Ciénaga de Zapata, pero el torneo desapareció
sin causas explícitas y la propuesta de formar un Club de pesca a mosca para extender
tales experiencias fue sistemáticamente declinada en los años que se mencionan
por la Federación Cubana de Pesca Deportiva.
Un proyecto para el desarrollo sostenible de las
pesquerías deportivo recreativas en Cuba y una “hoja de ruta” para su implementación
futura fue presentado en la sesión final de trabajo del taller por la Dra.
Patricia González, directora del Centro de Investigaciones Marinas. Se propuso
la formación de un grupo para llevar el tema, con subcomisiones encargadas de la Investigación, la Formación de capacidades y
la Organización y desarrollo de la pesca, y fue rechazada la inclusión de una
cuarta subcomisión, no institucional, que de manera independiente realizaría
indagaciones en temas de interés para los pescadores aficionados.
El autor de este reporte informativo, en su condición de participante
en el Taller, manifestó su preocupación acerca de que, tan excelentemente
estructurado programa podía generar futuros proyectos de investigación, nuevos
eventos, incluso colaboraciones de país a país, etc., pero sin un acercamiento
a la realidad concreta de la afición a
la pesca en Cuba fácilmente podría quedar desatendida la esencia de los
problemas de este sector.
En primer lugar, se señaló por más de un ponente nacional que el proyecto
de nueva Ley de Pesca desconoce cuestiones elementales de la pesca por afición.
José Miguel Díaz Escrich, comodoro del Club Náutico Internacional Hemingway,
señaló que el instrumento legal propuesto realiza una división artificial entre
pesca deportiva y pesca recreativa, y de modo absolutamente sin fundamento ha
incluido la caza submarina en la segunda de las variantes que considera.
Por parte de este redactor se estimó que los trabajos que se acometan
en lo inmediato en torno a la pesca deportivo recreativa cubana deben estar
encaminados a dotar al país de una satisfactoria expresión social de esta
afición, disminuir a un mínimo el furtivismo, los impactos ambientales y los
enfoques equivocados en la legislación. Satisfacer necesidades como la información,
calificación e instrucción de los aficionados, para que establezcan una
relación con el medio natural menos basada en el consumo de pescado y más en el
disfrute de los valores que provee la pesca; Garantizar el acceso a productos
turísticos en pesca deportiva para clientes nacionales, y posibilitar mediante
normas legales apropiadas la organización de clubes y asociaciones acorde a los
intereses de los aficionados, erradicando estructuras de concepción rígida y
verticalista cuyo modelo asociacionista ha fracasado: de 161 688 pescadores
aficionados inscritos en 1985, hoy se cuenta únicamente con 17 600, según datos
oficiales.
Durante la discusión de la propuesta del Centro de Investigaciones
Marinas se consultó a cada institución presente
su disposición de participar en el proyecto de estudios sobre la pesca
deportivo recreativa. Cuando tocó el turno de responder a la Federación Cubana
de Pesca Deportiva, su representante manifestó que ellos, la directiva de la
asociación, son un grupo no profesional, carecen de capacidad de trabajo y de
fondos financieros para desarrollar la actividad propuesta y dependen de su
órgano de relaciones –una figura establecida por la Ley no. 54 de
Asociaciones-, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación
(INDER). “Antes de decir que sí tendría que estar mi órgano de relaciones
delante y comprometerse conmigo”, subrayó Gabriel Almario, presidente de la
FCPD.
― ¿Entonces debemos proponérselo al INDER? ― preguntó la Dra. Patricia
González, autora del programa propuesto y modera de la sesión de examen del
documento.
―Sí, proponérselo al INDER. Ellos son los que tienen que darle el visto
bueno y nosotros caminar con ellos ―, fue la respuesta del directivo de los
pescadores aficionados cubanos.
Entre los comentarios dignos de mención en torno al Grupo de
investigaciones sobre pesca deportiva, su programa y hoja de ruta, se cuentan
los de Larry D. McKinney, quien desde su experiencia en Texas subrayó la
importancia de que se incluya en las acciones futuras “a todas las partes
interesadas”, además advertir acerca del exceso
de estudios que pudieran dilatar la aplicación de las decisiones, mientras David
W. Yoskowitz, también integrante del Instituto Harte, definió: “El mejor
indicador para determinar el éxito del turismo de pesca es medir cómo inciden
en la comunidad”.
NOTA: Para evitar confusiones a
los lectores de este blog, no harán públicos en esta ocasión las propuestas
para la constitución de un “Grupo de estudios” diferente del establecido por la
opinión institucional –del cual podría ser complementario-, así como tampoco
una propuesta inicial de “Banco de Problemas” para someter a la consideración
de los que estudien el tema de al pesca deportivo recreativa cubana. Estas
iniciativas las daremos a conocer cuando tengamos a mano el proyecto aprobado
en el Taller, de manera que el público y los aficionados a la pesca en el país
puedan aquilatar con transparencia y de modo simultáneo ambas propuestas. El
editor de CUBANOS DE PESCA.
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