19 agosto 2019



Trucha por claria por tilapia.
Por Roly Domínguez
¡Mal rayo me parta, otra claria! ¡La madre que las parió! Aguanto firme el nylon y relajo los músculos de mi siniestra para sentir la tensión y aflojar ante los fuertes tironazos. Al menos esta parece me va a dar batalla, se siente pesada y tiene ganas de luchar --un consuelo, pienso--. Me alisto; con la derecha boto el cigarro, me encajo la gorra y organizo el nylon restante a como puedo. Nos separan unas 40 brazas y unos 5 o 6 minutos de pelea ¿Quien sabe?
Veinte minutos habían pasado desde que la anterior picó. El enredo de nylon que me dejó encima de los muslos me tomó 10 desenredarlo. Siento una animadversión peculiar por ellas. No me gusta ni tocarlas ¡So’asquerosas! Por eso sentí cómo un alivio cuando la delgada línea de 12 libras al fin se quebró con uno de los fuertes tironazos con que maltrataba al pez. ¡Que pez ni que pez! ¡Reptiles asquerosos es lo que son!
Es sábado pasado el mediodía y estoy montado en una cámara en medio de la presa Los Palacios. No soy fan de pescar en presas, y eso que una me queda a 5 minutos en bicicleta (La Juventud) y otra a 15 minutos (en la que estoy ahora), pero un amigo, el sábado anterior, me "forzó" a acompañarlo: "vamos que no te vas a arrepentir, me sé un lugar que la tilapia grande está picando que da gusto", así me dijo y no me engañó. Hoy, justo una semana después, estamos aquí intentando repetir la historia.
Dicen que un hombre nunca se baña dos veces  en el mismo río. Yo añadiría que tampoco pesca dos veces en la misma presa. Desde que llegamos vimos que el nivel de agua del embalse subió casi 1 metro debido a las lluvias de la semana anterior, también estaba media turbia, algo no frecuente en este ligar de aguas claras. Y para colmo de males un fuerte viento sopla del sur obligándote a patear todo el tiempo para mantenerte en el lugar.
Con los dos carretes de nylon verde de 12 libras tirados al agua, uno a la derecha y otro a la izquierda llevaba como 2 horas batallando contra el sol y el viento. Mi compañero de pesca es "porfia’o"  y por conocerlo como lo conozco no le había soltado la idea de acabar la pesca y largarnos a casa.
Toc, toc toc toc y veo como el nylon, yacente en el fondo a 20 o 25 metros de profundidad, en diagonal a mi, con un pequeño anzuelito y una lombriz como carnada se aleja raudo, doy un tironazo hacia arriba y ¡Zas! ¡Lo clavé! En menos de un segundo ya sabía que no era tilapia ¿Otra claria? No podía ser tan fatal que me picaran 2 en tan poco tiempo. Maldigo y aguanto firme con la zurda sin recoger nylon, con un 12 libras hay que "jilar finito” para no partirlo. Boto el cigarro y me calo la gorra......
El pez se negaba a subir, noté que esta picada, aparentemente de claria, no sólo me tiraba hacia abajo, sino que constantemente cortaba el agua de un lado a otro. Puede que no sea claria ¿Será una carpa china? ¿Una amura? ¿Una trucha? Pasado un par de minutos y aguantado los primeros embates de la "fiera"  empiezo a cobrar lenta y firmemente, parecía que traía un ladrillo. Pude cobrar unas 20 brazas antes que de un tironazo me soltara el nylon de la mano y volviera a alejarse buscando refugio en las profundidades. ¡Gracias a Dios que no partió el nylon! Tengo que mantener la calma, pero ¿por qué diablos vino a morder con este hilo de coser?
Ya con la línea de nuevo en mis manos sigo dejando que escape,  pero aplico una ligera presión con la idea de agotar al pez para que termine la estampida. Cómo dice el bolero: mi plan no falló. Un minuto mas tarde se detuvo y como que esperaba por mi siguiente movida.
Poco a poco, lentamente, pulgada a pulgada recomencé a cobrar. La línea tensa, el muy condenao no afloja, así pensé, si fuera claria ya estaría "cansá", ellas sólo dan batalla el primer minuto, así que Roly: "anivela, que lo que sea que está ahí debajo es bueno".
Otro minuto más y ahora sólo me quedan unas 10 brazas por recoger. Tiene que estar al asomar, ya es tiempo. Aguanto la tensión y clavo la vista unos metros más por delante del punto en que el nylon se hunde en el agua ¡Sal desgracia’o! ¿Que esperas?
¡Y me oyó! Una enorme cabeza salió disparada del agua contorsionando un hermoso y musculoso cuerpo, fue menos de un segundo pero se dejó ver en toda su magnificencia ¡Una trucha! ¡Que trucha ni trucha: Un truchón!
Si ya la había traído hasta aquí, ahora no la iba a perder ¡Prohibido perderla! A velocidad de hormiga cobré lo que quedaba de cordel, justo hasta traerla al borde frontal del la cámara. Intenté alzarla para tirarla sobre mi pecho pero ―iluso yo― apenas logré que sacara la cabeza por encima del cuerpo. Comprendí entonces que esa no podía ser la forma de consumar la pesca y sí una de quebrar el nylon.
Tendría que sacarla con las manos. Giro a la derecha para que el pez me quede a la izquierda, mientras aguanto firme el nylon con la mano derecha, halo un tin más hacia arriba y atrás para pegarle la cabeza a la cámara y rápidamente le meto 2 dedos zurdos por la boca haciendo presión con el pulgar por dentro de las agallas. ¡La tenía! La alcé en peso y cuidadosamente la introduje en el jamo.
Ahora si podía admirarla con calma !Que hermoso ejemplar! !Que digna batalla ofreció! Estos son los momentos que hacen a uno enamorarse de esta actividad.
De más está decir que fue la única captura con vergüenza de la tarde. Durante otras 2 horas lanzamos nylons en vano, nos movimos de un lugar a otro, probamos suerte aquí y allá, pero nada.
Siendo sincero confieso que para mi la pesca había terminado cuando la tomé en mis manos y la admiré. Lo demás... lo demás no importa ¡Hoy yo era el tipo más feliz del mundo!

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