22 junio 2015

 Toda la espesa gama temática que tejen la leyenda, la certeza biográfica y la proyección literaria en torno a la figura del Premio Nobel de Literatura 1954 vibraron esta vez durante el 15º Coloquio Internacional Hemingway, probablemente el más intenso escenario de debates desde que hace más de dos décadas comenzaron a celebrar en Cuba estos encuentros.
Especialistas del Museo Hemingway de Finca Vigía, periodistas, escritores y profesores de diversas enseñanzas en el país volvieron a unirse en diálogo, conjuntamente –no precisamente como contrapartes, sino alineados según temas y criterios, con colegas norteamericanos, argentinos, japoneses, hemingwayanos, en fin.
Luego de la apertura oficial del evento por Gladys Collazo, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, efectuaron un homenaje al desaparecido René Villarreal Vergara, uno de los niños de San Francisco de Paula que jugaron pelota en Finca Vigía y posteriormente fue mayordomo de los Hemingway hasta la muerte del escritor.
El profesor argentino Ricardo Koon presentó su libro El último León y mostró una de las más amplias colecciones fotográficas sobre el novelista vistas en Cuba. Otra obra, Hemingway, ese desconocido, del cubano Enrique Cirules, fue presentada por el profesor norteamericano Douglas LaPrade, uno de los más antiguos participantes extranjeros en la cita teórica de los estudiosos de Hemingway en Cuba, quien asimismo presentó su texto “Hemingway, Alberti y Numancia” en uno de los turnos finales de la conferencia.
Durante la primera sesión, el jueves 18 de junio, intervinieron también los norteamericanos Terence M. Hammer, Peter Hays y Daze Gatzemeyer, y el cubano Carlos A. Peón. El viernes lo hicieron, además, Jorge Santos Caballero, Sandra Spanier,
Miriam B. Mandel, Krista Quesemberry, Wally Collins y Scott Burton. Durante la jornada se llevaron a debate aspectos relacionados con las obras The sun also rises (Fiesta), Green Hills of Africa (Las verdes colinas de Africa) y la colección narrativa breve “In our time”.
Ese mismo día se presentó el tema “Un esfuerzo conjunto para la preservación del legado cubano de Hemingway”, por Mary Jo Adams, directora ejecutiva de la Fundación Finca Vigía de Estados Unidos, y Ada Rosa Alfonso, directora del Museo Hemingway. Adams anunció que se efectuaron gestiones con las autoridades de su país para traer a Cuba materiales e instrumental para construir en las áreas del centro cultural un taller y un almacén para reparación y custodia de objetos museables, mientras la directora señaló que numerosas visitas de expertos norteamericanos se habían recibido durante los 12 años de vigencia de esta colaboración, uno de cuyos aspectos esenciales es la reparación de impresos y la digitalización de documentos para consulta.
Como parte de proyectos que persigue el mismo objetivo de proteger el patrimonio material de Finca Vigía, el profesor Hideo Yanagisagua cerraría los debates con una información de interés general acerca de la digitalización de las anotaciones realizadas por Hemingway en los márgenes de los libros de la colección Hemingway, proyecto que el joven especialista japonés llevó a cabo en San Francisco de Paula con la colaboración de técnicos del museo. Como resultado de este empeño, un archivo de 7 537 imágenes, provenientes de más de 1 200 documentos, integran un archivo que será puesto al servicio de los investigadores del Premio Nobel.
El sábado se inició la jornada de exposición con una ponencia de la profesora Carmen Serrano, tradicionalmente enfocada en el tratamiento de los personajes femeninos en la obra del laureado novelista, mientras Ismael León Almeida dilucidó una duda dejada por Hemingway en su escrito “Marlin off the Morro”, publicado en 1935 como capítulo del libro American big game fishing, texto en el que afirmaba que la pesca comercial de agujas en Cuba, por el método de calas profundadas, provenía de la tradición pesquera filipina, no de fuentes hispanas como la generalidad de los métodos de este sector empleados en la Isla.
Esta tercera y penúltima jornada de coloquio contó asimismo con deposiciones de Jim Jaquet, Chavely Villariño, Brewster Chamberlin, Víctor Pina Tabío y Ronald Schleifer, éste a dúo con Joshua Nelson, ciudadano cherokee nativo del estado de Oklahoma, quien al examinar la representación de los nativos norteamericanos en los cuentos de Nick Adams de Hemingway subrayó la relación entre las comunidades indias y sus bosques y vida silvestre en su conjunto, de los que no solo fueron privados, sino asimismo fueron esquilmados por la industria maderera. Gladys Rodriguez Ferrero, quien dirigiera el museo de Finca Vigía entre 1980 y 1917, expuso elementos contenidos en una entrevista realizada por ella en 2004 al escritor norteamericano Aaron E. Hotchner, en cuyo contexto se revelaron significativos elementos biográficos del Premio Nobel.
El domingo 21, Día de los Padres, los ponentes celebraron la festividad con nuevas revelaciones y una entusiasta clausura, paréntesis abierto hasta el nuevo encuentro en 2017. Nancy W. Sindelar, de la Fundación Hemingway de Oak Park, que en la edición 2013 de este encuentro documentó de modo amplio la vida infantil y familiar de Hemingway en su localidad natal, en esta ocasión se refirió a la adolescencia; la exposición de “Detrás del telón: investigación y hallazgos del proyecto Cartas de Hemingway”, por Michael Patrick Hart, mostró a los estudiosos presentes no solo la numerosa información útil derivada de la correspondencia del intelectual, sino asimismo la diversidad de métodos de investigación aplicados. Para este redactor, por ejemplo, las cartas con su la casa Scribners, a cargo de la publicación de los libros de Hemingway, resultan una significativa evidencia de la relación creativa y el grado de compromiso entre editores y escritores enfocados a una obra conjunta.
Michael Connors realizó un provechoso recorrido por la obra plástica que adornaba las paredes del hogar de los Hemingway en San Francisco de Paula, y el divorcio entre el escritor y su segunda mujer, Pauline Pffeifer, con interioridades y reflejo en la prensa sensacionalista de su época, fue examinado por Tatiana Mena. La diversidad temática abarcó tanto aspectos de conducta y condición humana, como el tema femenino, en la ficción y en la vida real, el divorcio, la excepcionalidad del individuo; elementos de la obra literaria, en particular en obras tales como The sun also rises, Las verdes colinas de Africa, Por quien doblan las campanas y El viejo y el mar, sitios biográficos (Sun Valley, Idaho, la infancia y primera juventud en Oak Park, Finca Vigía, Key West, y otros siempre vigentes en las indagaciones, como la pesca, la guerra y las profesiones de periodista y escritor que practicó.
Hubo incluso momentos de alta tensión, cuando en algunas intervenciones aparecieron los temas controversiales como el suicidio, la enfermedad final, la adicción a la bebida, la orientación sexual y la fidelidad matrimonial, en ocasiones proyectados con superficialidad y prejuicio, en otros a partir de análisis serios. Igualmente, algunas manifestaciones marcaron el consabido terreno político, subrayando, por la parte local, que el abandono de Cuba por parte del intelectual norteamericano se debió a la enfermedad o a presiones del gobierno de su país, un intento de preservar la imagen de un Hemingway afecto a la revolución cubana, como si no hubiera suficientes muestras en su obra y actitudes como la entrega de la medalla del Premio Nobel al santuario de la Caridad del Cobre, de un amor al país que escogió como su hogar que no deja margen de duda.
Un programa de visitas se cumplió cada día, para satisfacción de los participantes, que una vez más recorrieron los escenarios de novelas e incidentes reales en la existencia del creador nacido en Oak Park, Illinois, en 1898, y fallecido en Idaho en 1961. El propio hotel Palacio de O’Farrill, sede del encuentro, se halla enclavado en la barriada portuaria donde por primera vez tomo tierra Hemingway al desembarcvar de la lancha Anita, propiedad de Joe Russell. El jueves visitaron la Bodeguita del Medio y el famoso bar restaurante Floridita; el viernes, el Sloppy Joe’s; el sábado colocaron una ofrebnda floral ante el monumento a Hemingway en Cojimar y celebraron su recuerdo en La Terraza, un restaurante de mariscos muy diferente de su homónimo en la novela El Viejo y el Mar.
El sábado al concluir, el agasajo de despedida fue en la casa Hemingway. La distinción Finca Vigia fue entregada allí a Ricardo Koon, al Instituto Internacional de Investigaciones Ecológicas de los cayos de la Florida (TREE), a Hideo Yanagisagua, la Bodeguita del Medio, y a William Durant, líder de Finca Vigia Foundation.
La música acompaño cada estancia de los delegados. En el hotel actuaba en los recesos el trio Son de Oro, integrado por el contrabajista Jose de los Reyes, y los hijos del músico Mario Oropesa, fundador del trio America, Pedro Luis y Hanoy Oropesa, en la marimbula y percusión, todo el tiempo en música tradicional. En La Terraza de Cojimar nos sorendio una versión de “Hotel California” con instrumentos criollos, que alegro el ambiente sabatino. En Finca Vigia después de la apertura a una exposición de dibujos de James Richard, la despedida del evento fue amenizada por la cantante Elaine y su guitarrista: ella, fina presencia y voz que colma paisaje  ―cerrando inspirada los ojos crea con su timbre un ambiente de penumbra y fragante momento―.
Hemingway, que gustaba la música, anda de ojo atento en la frondosa copa de la joven ceiba tutelar de su casa.

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