14 agosto 2018


CIENCIA PARA RECREAR PESCANDO

© Ismael León Almeida

En memoria de José Quintín Cardoso Gómez, Samuel Yera Pompa y Jordi Cunill del Monte, maestros inolvidables de la pesca deportiva cubana.

Entre quienes nunca han tomado un avío en sus manos no faltarán aquellos que califiquen la pesca deportivo-recreativa como un simple pasatiempo, entretenimiento de ociosos, sin que hayan faltado, en esta Isla divina, aquellos que vieron en los aficionados a furtivos acopiadores de pescado, violadores de la ley y otras peores intenciones, criterios motivados por la inusual costumbre del que porta una caña con línea y anzuelo u otro aparejo similar, de acudir a la orilla del mar, alejarse de ella en sospechosos artefactos, en fin, ustedes saben.
Esperemos buenamente que el lector no sea el último en enterarse de que la pesca recreativa entró en la cultura cubana tan temprano como en el siglo XIX, cuando hicieron de ella mención voces tan significativas como Cirilo Villaverde, Tranquilino Sandalio de Noda y el narrador y poeta Ramón de Palma y Romay (1). A escala mundial, surge la obra primigenia en torno al tema de la mano de la abadesa inglesa Juliana Berners, autora en 1496 de un libro titulado, en un inglés de arcaica vocalización, The Treatyse of Fysshynge wyth An Angle, que en nuestro cotidiano español significa algo tan simple como  «Tratado de la pesca con caña». Del saber del ya moderno siglo XV a las tecnologías del vigente milenio, no escapaba la pesca de los influjos de la ciencia, bien para conocer mejor los peces que ansían cobrar los deportistas, bien para perfeccionar el equipamiento, o más acá para difundir los imprescindibles principios conservacionistas.
Tal vez no demasiados, pero sí algunos ejemplos de la intencionada búsqueda de respuestas en este terreno científico posee Cuba, para el desempeño de la pesca por afición. Don Felipe Poey, el distinguido naturalista del siglo XIX cubano, tenía entre sus colaboradores a algunos aficionados a la pesca, cuyo criterio apreciaba tanto como el de los pescadores profesionales, pues unos y otros llevaban al muelle para él ejemplares de peces notables y raros y noticias de los fenómenos que  influían en la ictiofauna local, tan relevante para un territorio constituido por islas entreveradas de canales, bahías, ensenadas, esteros, playazos... Más hacia el presente se contó ya con el recordado Dr. Darío Guitart Manday (1923-2000), el fundador del Acuario Nacional de Cuba, primero en enfocar una investigación dirigida de modo específico a la pesca recreativa, con un estudio sobre la captura de peces de pico en torneos cubanos (2), liderada por él entre 1978 y 1979. Por un súbito interés en el tema, debido al auge comercial del turismo de pesca proveniente de Estados Unidos (3), en aquel período se lograrían asimismo otros estudios, dedicados a la pesquería de la trucha, el macabí y otros temas relacionados (4).
Algo más que hojas secas y papeles viejos escapados de los tachos de desperdicios mueve por estos días un viento que no es el alisio vespertino. De reforma constitucional se habla en La Habana y en los periódicos el conteo de artículos modificados al proyecto de nueva carta magna parece confirmarlo. Sucede un espíritu de renovación sin emocionadas expansiones y usted es libre de creer que lo más probable que nada tenga que ver con el asunto de este reporte, u otro opinará que esto que voy a contar si acaso es un reflejo del acercamiento que Barack Obama propició con Cuba, quien sabe si extemporáneo, tal como están las cosas con D.T., perdonen la discreción. El caso es que nos vimos las caras con un equipo de expertos norteamericanos para hablar de pesca deportivo recreativa.
Más exactamente, para tratar algunos temas en los que la pesca recreativa cubana comienza a ser entendida como un objeto para la investigación científica. La invitación llegó del Club Náutico Internacional Hemingway de La Habana, en la marina que lleva el nombre del mismo escritor estadounidense y aficionado al arte piscatorio. Un grupo de científicos de las ramas marinas del país, algún escritor aficionado a la pesca, el directivo de una asociación de pescadores, el subdirector de un instituto especializado en la enseñanza de la industria pesquera, en diálogo jugoso de entendimiento con visitantes del litoral septentrional del Golfo de México.

Desde las mismas palabras de bienvenida del comodoro José Miguel Díaz Escrich, el tema ―y enfoque― del encuentro quedaban definidos en términos no tan corrientes, si es que está uno algo enterado de cómo se ha conducido esta vertiente del cotidiano de la isla durante más o menos las últimas tres décadas. “La pesca deportiva es un área más de actividades económicas”, dijo Díaz Escrich, y enseguida abogó por “la recuperación de la afición local”, y caldeaba aún más la curiosidad cuando aludía a futuros proyectos en esta dirección. Antes del café ya cada uno y una sentado en el salón estaba perfectamente convencido de que se trataba nada más y nada menos que de una reunión de pescadores, y de eso usted lector de este blog sin dudas sí conoce.

Los recién llegados se dan a conocer como integrantes del Harte Research Institute for Gulf of Mexico Studies, una institución vinculada a la Universidad A & M de Corpus Christi, estado de Texas. El doctor Larry D. McKinney, director ejecutivo del instituto Harte contó una historia que, entendida en el entorno de su verdadera complejidad, resulta fascinante: hace cuarenta años la pesca comercial era el sector dominante en la explotación de las poblaciones de peces a lo largo del litoral del estado de Texas, y justamente a sus ejecutores se les pidió ayuda para  efectuar el tránsito al desarrollo de las pesquerías deportivas. Detengámonos un instante y razonemos esa información: vamos a donde están todos los pescadores comerciales de esta costa, a donde están los aficionados con embarcación que hace diez años pasaron a explotar los recursos marinos bajo contrato de entrega de captura al estado, a donde están los pescadores aficionados, repito, de esta costa, que nadie sabe cuánto pescan, y a donde están los que pescan en privado con destino a la venta o no, que nadie sabrá nunca cuánto pescan, ni con cuales artes. Entonces les decimos que vamos a reducir el esfuerzo pesquero a la mitad, porque la pesca recreativa comenzará a ser tratada como una fuente de ingresos y el requisito es cuidar los recursos de los que ella depende. Ustedes saben.
La primera línea de acción fue crear un programa para restablecer el hábitat, que ya cuenta con una amplia base de datos. Delimitaron las áreas de mayor importancia a lo largo de toda aquella costa, eliminaron las redes agalleras para aumentar las poblaciones de peces y limitaron las capturas comerciales de las especies que eran de mayor interés para los aficionados. Las acciones se llevaron a cabo con la asistencia de expertos del área económica, para atender el delicado equilibrio monetario y dieran asesoría en la búsqueda de apoyo financiero.
La transparencia en el uso de la información gustó a los pescadores comerciales, que les dieron su apoyo. Sin dudas bastantes de ellos estuvieron entre los calificados y certificados como guías y capitanes de la pesca deportiva. Los pescadores recreativos se han convencido del valor de tener los peces ahí y apoyan los programas. Y es el Dr. McKinney quien lo dice: “La pesca comercial generaba 200 millones de dólares al año y la pesca deportiva llegó en una primera etapa a la misma cantidad; hoy día la pesca comercial produce aun 200 millones de dólares al año, pero la pesca deportiva alcanza
2 000 millones de dólares anuales, y las comunidades costeras son aún estables y aún son prósperas”
Acerca de los servicios del ecosistema y el impacto económico que representan para la sociedad disertó David W. Yoskowitz, el siguiente integrante de la delegación texana. Nos entera de que los cálculos del Banco Mundial estimó en 2012 el aporte de la pesca recreativa a la economía internacional en un monto de 190 000 millones de dólares. Una buena parte de este saldo surge de una estructura de gestión en tres niveles, relativos al aprovechamiento de los recursos de los ecosistemas costeros: un primer nivel lo integran los operadores directos de los productos turísticos de pesca, o sea, capitanes y guías de embarcaciones de pesca turística, las marinas y los propios pescadores. Del segundo nivel forman parte los hoteles, restaurantes y entretenimientos que brindan servicio a los turistas pescadores, y el tercero es la cadena de abasto alimentario, que se extiende desde las áreas de cultivo de productos agrícolas, el transporte de las cosechas y la distribución a los consumidores. Y concluyó: “La pesca deportiva no es sustentable sin hábitats saludables; comunidades y economías no son sustentables sin hábitats saludables”.

Un componente básico de los sistemas de aprovechamiento de los ecosistemas costeros relacionados con la pesca recreativa es el monitoreo del recurso. Existen en aquel país normas establecidas por ley que limitan las temporadas de pesca, las cuotas diarias de captura, las especies válidas y la talla de ejemplares. Pero sólo una medición estable puede prever eventos de pesca, y en Texas han entendido que los pescadores recreativos pueden ser buenos auxiliares para obtener información valiosa para este propósito, siempre que se logren métodos ágiles y adaptados a las características de tal segmento de población.

Tara Topping, integrante del equipo de Harte, presentó el instrumento idóneo para realizar esta tarea: la aplicación para teléfonos inteligentes iSnapper, que permite colectar datos emitidos por capitanes y pescadores de embarcaciones chárter que ejercen la pesca recreativa a lo largo de la costa de Texas sobre el Golfo de México. Durante una temporada de 38 días efectivos de pesca, registraron 327 pesquerías, durante las cuales fueron capturados 10 920 pargos rojos (Red Snapper: Lutjanus purpureus), de ellos 6 719 ejemplares retenidos para consumo, acorde con las comentadas reglas estatales. Considera la especialista que “Los pescadores no han sido muy cooperativos para mostrar sus lugares de pesca”, aunque del lado de acá entendemos que un 10 % de participación en la encuesta, del conjunto total de pescadores que accedieron al área, es una victoria absoluta en términos de investigación, consideraría cualquier entendido, dado el carácter voluntario de la encuesta.

 

Y en la esquina roja, etcétera...
¿Qué no tuvo turnos al micrófono la alineación local? Vea el lector que terminamos, almuerzo mediante, ya la tarde apuntando a la caída. Se habló, traslación intermedia de Cervantes a Shakespeare y viceversa, con claridades matizadas. La deportividad de los recientes Juegos Centroamericanos en Barranquilla parecía por momentos impregnar el ambiente.
Recordemos dos elementos mencionados por el anfitrión al comienzo mismo del encuentro: la pesca deportiva como área más de actividades económicas y la recuperación de la afición local. La asociación de los pescadores deportivos cubanos ha perdido ampliamente su membresía desde hace años y desearía recuperar esa fuente de ingresos, que consideran básica, conoció el redactor. Pero la recuperación de la afición local, más allá de diferentes puntos de vista, pasa aun por reordenamientos de las normas de asociación, vinculaciones apropiadas a algún sector estatal con mayor entendimiento de la actividad concreta de referencia y de los recursos naturales involucrados. No basta repetir esquemas de afiliación obligatoria (5).
En su “Caracterización de la pesca comercial y recreativa en Cuba”, Rafael Puga, subdirector del área Científico Técnica del Centro de Investigaciones Pesqueras (CIP), enumeró la flota pesquera del país, integrada por 810 embarcaciones estatales, 3 300 de propiedad no estatal, o sea, particulares, pero dedicadas a la pesca comercial, y 5 400 que están registradas como recreativas deportivas, también privadas. Explica que la identificada como “Pesca no estatal” es ejecutada por pescadores que antes eran de la categoría recreativa, pero ahora pertenecen a la pesca comercial, poseen contrato con las entidades pesqueras estatales a las que venden el pescado que capturan y reciben combustible, aparejos de pesca, etc. 
La política pesquera del país es implementada por el Ministerio de la Industria Alimentaria, MINAL. Por pesca recreativa se entiende la que se practica en base a línea y anzuelo, pero asimismo abarca la pesca submarina, y no hay información acerca de captura y esfuerzo pesquero en el sector de la pesca deportivo – recreativa. Datos sobre torneos sí existen en los fondos de la asociación nacional correspondiente, se dijo en el debate, pero nada respecto a las pesquerías no competitivas, que sin dudas representan un impacto pesquero muy superior. Las artes de red denominadas “tranques”, para la pesca de escama, y “arrastres” para la del camarón, han sido prohibidos. No se ha autorizado la pesca comercial del macabí (Albula vulpes), una de las especies más apreciadas por los pescadores aficionados, principalmente los que acuden a las áreas de pesca del país como turistas extranjeros, y entre ellos, de modo más marcado, los que pescan a mosca.
El director del Centro de Investigaciones Pesqueras, Gustavo Arencibia, anunció la actualización de los instrumentos rectores de las políticas de pesca del país, que estaría lista a finales del primer trimestre de 2019 o a más tardar finales del primer semestre. El tema de la pesca deportivo-recreativa entrará en la agenda del CIP mediante acciones como la evaluación de nuevas zonas para el desarrollo de este segmento y también las explotadas, la divulgación de materiales didácticos sobre pesca recreativa o deportiva, dedicar un número especial de la Revista Cubana de Investigaciones Pesqueras a la pesca deportiva en América y la vinculación del tema a proyectos de investigación, si procede. Díaz Escrich anunció su apoyo a un acuerdo con la institución científica en respaldo de todas esas proyecciones a favor de la pesca recreativa.

La especialista Patricia González (CIP) disertó acerca de los conflictos e interacciones que tienen como escenario la zona costera de Cuba, por diferencias entre usuarios sobre el uso o no de determinados recursos, y entre agencias gubernamentales con diferentes intereses. Tales conflictos se manifiestan en competencia por el espacio, efectos negativos de un uso sobre otro, efectos negativos sobre los ecosistemas e interacciones negativas entre agencias a diferentes niveles. Por su parte, Zenaida María Navarro Martínez, del Centro de Investigaciones Marinas, documentó la percepción de turistas foráneos respecto a la buena calidad de determinadas pesquerías recreativas en Cuba y adelantó informes sobre estudios acerca de las pesquerías recreativas del sábalo (Tarpon atlanticus) en Cuba, tema de su tesis de doctorado. La indagación acerca de esta importante especie deportiva incluye, según González, la caracterización de hábitat, análisis de la interconexión genética con el resto del área caribeña y el análisis de recaptura a través de marcación acústica, convencional y molecular.
Fue tema de debate la sugerida introducción en Cuba de un sistema equivalente a iSnapper, acerca del cual alguno de los presentes opinó que existe en el país talento suficiente para crear la aplicación requerida. Respecto a los estudios sobre pesca recreativa, cuya implementación será materia de examen en una sección del inminente congreso de ciencias del mar (MARCUBA 2018) el venidero octubre, y en un taller específico posterior, directivos del sector científico pesquero opinan comenzar por pequeños pasos, asumiendo como primer intento el torneo internacional de pesca Ernest Hemingway, si bien otras sugerencias apuntan a la búsqueda de una concreción más amplia (6), eligiendo asimismo un área dedicada a la pesca marítima de avíos ligeros, como es el caso del Parque Nacional Ciénaga de Zapata, donde hace años se efectuó una notable experiencia mediante un certamen de pesca a mosca denominado Zapatafly, y algún otro para evaluar la pesca fluvial de la lobina negra boquigrante (Micropterus salmoides), denominada trucha por los aficionados del país.
La aplicación de la ciencia a la pesca deportiva sería la mejor noticia justo en estos últimos tiempos. De sus resultados podríamos esperar el rescate de los valores ambientales de numerosos paisajes de pesca, la participación de los ciudadanos en la gestión de productos turísticos de esta modalidad, generando empleos y aportando beneficios económicos a comunidades costeras; la participación trasparente y a precios equitativos de la población en el disfrute de productos turísticos de pesca de calidad, creación espontánea de asociaciones de pesca que promuevan los valores de respeto al medio natural, sociabilidad, incremento de oportunidades recreativas, desarrollo técnico y avance de la ética deportiva, generando una pauta de elevadas habilidades entre los aficionados, capaces de contender en igualdad con competidores foráneos que regularmente vienen al país. Muchos pescadores recreativos cubanos lo saben y pueden enseñar a los que necesitan saberlo.

 

 

 

NOTAS

1- León Almeida, Ismael: Pesca deportiva cubana. Historia y tradición. Editorial Científico Técnica, La Habana, 2009, pp. 19-21.

2- Guitart Manday, Darío J., Mar Juarez y José F. Milera: “Análisis de las pesquerías deportivas de agujas pisces; géneros Istiophorus, Tetrapturus, Makaira) en la región noroccidental de Cuba”, Ciencias Biológicas, 6, La Habana, 1981.

En 1978 el ictiólogo Guitart era asesor del INDER y el Instituto Nacional del Turismo en pesquerías deportivas pelágico-oceánicas e integrante del jurado de los concursos de pesca Hemingway y del Castero. El Centro de Investigaciones Turísticas lo nombró su “asesor en materia de explotación turística de la plataforma marina”, según carta que le remite el 11 de enero de 1979 el director de esa institución Manuel García Caneiro, y el hecho de que no se trataba meramente de la formal afiliación de una personalidad notable a una emergente institución ―desaparecida en cuanto lo hizo el auge turístico del momento―, lo demuestra un “Programa para investigaciones sobre la pesca deportiva turística”, redactado por el destacado biólogo marino, cuyo manuscrito permanece en los archivos familiares, y asimismo una extensa entrevista concedida en 1996 al autor de este reporte, titulada “Dr. Darío Guitart Manday: como si fuera hoy mismo” (http://pescarencuba.blogspot.com/2010/04/dr.html). 

3- En 1977, el presidente James Carter dejó sin efecto la prohibición de viajes a Cuba a los ciudadanos de Estados Unidos de América, lo cual alentó un flujo de pescadores aficionados hacia La Habana, que se extinguió hacia 1980 para resurgir durante el mandato de Barack Obama (2009-2017).

4- La explotación turística de la trucha en la Laguna del Tesoro. Centro de Investigaciones Turísticas, INTUR, La Habana, septiembre de 1979; Eloy Zerquera y Miguel A. Solares: “Elementos de base para la promoción de la pesca de la trucha en Cuba”; Eduardo Nieto Misas: “Estudio preliminar del Sábalo y el Macabí en aguas de Isla de la Juventud”, y Eunice García González: “Desarrollo y perspectivas de la caza y la pesca turísticas en Sancti Spíritus”. Trabajo de diploma de la Facultad de Economía del C. Univ. Matanzas, Camilo Cienfuegos, julio de 1985.

5- Para no más extensa y laboriosa argumentación, se recomienda sobre el particular volver al libro Pesca deportiva cubana. Historia y tradición, en particular el capítulo final, “Tensiones y desajustes”, páginas 211 a la 229.

6- Véase el artículo “El síndrome Hemingway” en este enlace -----.

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